Uno de esos contenidos que se propagan por las redes sociales en los que se nos muestra cómo deben ser las cosas y las razones que, sólo aplicando el sentido común, hacen que seamos mejores personas, profesionales, clientes y proveedores, indicaba que un 68% de la pérdida de clientes se produce por la ineficiencia y la ausencia de compromiso de todos los actores que intervienen y componen un organigrama empresarial.
¡¡Un 68%!! veamos cuáles son las razones que derivan en la pérdida de clientes, intentemos desgranar los conceptos, confianza, compromiso y relaciones a largo plazo.
Ausencia total de vocación por el cliente interno.
Cuando nos metemos de lleno a trabajar desde el núcleo de la empresa, nos damos cuenta cómo, la naturaleza humana está mucho más presente de lo que se acepta y reconoce.
Las envidias, los resquemores, los anticuerpos generados por una información que circula con poca o nula transparencia, derivan en áreas específicas que actúan como mini feudos y en las que el objetivo principal es poder culpar a otro de cualquier error, siempre. Cuando una empresa no tiene un buen clima interno, no puede entregar un servicio de calidad.
Directores, dueños, gerentes, jefes… son los llamados gestores del cambio que la empresa requiere hoy, líderes vocacionales capaces de entregar con el ejemplo, la experiencia. Que el cliente demanda hoy para vincularse.
Procrastinación colectiva y zona de confort
Existe un fenómeno transversal muy interesante que se sucede al interior de las empresas, sea cual sea la industria a la que pertenecen o el bien o servicio que comercialicen; la zona de confort.
Se llama así a los hábitos y costumbres que, por repetición, no como resultado de un estudio de objetivos, recursos y necesidades, se transforman en el ABC automático que se ejecuta cada día, buscando “terminar lo antes posible” y sin aplicar el sentido común o la búsqueda de crecimiento desde la satisfacción de nuestros clientes.
Entrando en Procrastinación colectiva, las distintas áreas permanecen en la zona de confort perversa del proteger su trocito sin importar las relaciones; con el cliente interno y con el cliente final.
Liderazgo y marketing
Cuando hoy hablamos de liderazgo seguimos visualizando la parte más alta del organigrama, la punta de la pirámide, ese recurso que; por habilidades, experiencia, conocimientos y trayectoria, tiene claros los objetivos, sabe comunicarlos y es capaz de imbuir el espíritu de la marca, de forma clara y constante.
Al igual que cuando analizamos el modelo educativo en el que se están formando las nuevas generaciones nos damos cuenta que -de nuevos- los seres humanos no tenemos medida y vamos, históricamente, de extremo en extremo, viviendo con una generación para la que “todo está permitido y todo es un derecho adquirido sólo por nacer y estar”, la empresa se da cuenta hoy que el cliente demanda relaciones, que es lo mismo que nos enseñan o al menos eso intentan cada día, las plataformas sociales con sus códigos, normas de conducta y procedimientos para interactuar en ellas y beneficiarse de sus ventajas.
Los extremos son siempre ineficientes ya que impiden el equilibrio, el liderazgo que la empresa requiere hoy, la única forma de evitar la pérdida constante de clientes por insatisfacción en relación a las expectativas generadas, es entender que sólo apostando por relaciones sanas, con información que circula libremente, equipos de trabajo que siguen instrucciones porque tienen como objetivo común lograr el crecimiento. Porque sólo así que trasformamos a nuestros clientes -internos y externos- en “fans” de nuestra marca; personas 100% satisfechas y 100% orgullosas de promocionarla.
Las redes sociales, plataformas construidas a golpe de interacción por personas, nos intentan mostrar que ese es el camino, que sólo desde la acción, el cambio y la aceptación de su naturaleza de ineludible, es que logramos construir redes de contactos sanas, que se retroalimentan y crecen desde la confianza.
Con cada estrategia de marketing, cada campaña publicitaria, cada promoción, oferta y acción para fidelizar que mostramos al exterior, estamos generando expectativas de marca en nuestros clientes potenciales, nos mostramos como marcas preocupadas por la calidad, la elegancia, la entrega de experiencias, el conocimiento y la confianza, con nuestros clientes.
Pero para lograrlo, es necesario aceptar que al interior, no todo vale, que se requiere de talentos capaces de reinventarse y aprender una y otra vez, en función de la realidad que se enfrenta.
Cuidar las formas, aplicar el sentido común, adquirir niveles semejantes de compromiso, contar con la misma pasión por la marca, buscar los mismos objetivos y en definitiva promover y cultivar las relaciones sanas a través de la información libre, la escucha activa y el liderazgo pedagógico, son acciones que la empresa hoy, no puede seguir evadiendo.
“Esperaba más de la marca
“El servicio recibido es deplorable
“Quedaron en llamarme en 24 horas y han pasado 9 días
Son frases que ponen de manifiesto que aún, no nos hemos dado cuenta del peso específico del marketing en nuestras vidas, así debe ser cuando hablamos de relaciones, hoy todo es marketing;
Hacer lo que decimos que haremos… ¡¡ es todo lo que se nos demanda, un enorme desafío!!
Escrito por Carolina Velasco para WWWhatsnew.com