Los «probadores virtuales de maquillaje» no están cumpliendo con su propósito comercial, según estudio

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Al comenzar la pandemia, muchas industrias buscaron afrontar las condiciones del momento mediante la adopción de nuevas herramientas digitales. En el caso de los fabricantes de maquillaje, un recurso ampliamente utilizado fue la realidad aumentada, para crear “filtros” o “espejos virtuales”.

Estos “probadores virtuales” de maquillaje aumentan la sensación de falsedad y vergüenza en quienes los usan, según un estudio que afirma que estos recursos digitales terminaron fomentando el deseo de volver a vivir en la tienda la experiencia real y clásica de un consumidor.

Los “espejos virtuales” no generaron el efecto deseado: hoy sus usuarios quieren volver a probar el maquillaje bajo el modo tradicional

El mencionado estudio, elaborado conjuntamente por la City University London, York University y Bayes Business School, fue realizado entre 2018 y 2022. En esta investigación, se exploraron los factores psicológicos y sociológicos de la experiencia del consumidor cuando utiliza la tecnología de maquillaje de realidad aumentada, explorando puntualmente el rol que juegan los “espejos de maquillaje digitales” en la percepción de las personas sobre sí mismas.

Esta experiencia de consumo, que si bien existía desde antes, fue promovida con más fuerza durante la pandemia por marcas de renombre como L’Oréal y Google

En primera instancia, los consumidores celebraron el poder de extender los límites de su propia imaginación, ya que pudieron visualizarse a sí mismos luciendo como alguna reconocida celebridad o cómo podrían haberse visto en el pasado, a través de este recurso digital. Sin embargo, en comparación con la experiencia de compra real de comprar maquillaje, estos espejos virtuales han creado una fuerte sensación de falta de autenticidad.

En el estudio se afirma que, mientras las pruebas de maquillaje en tiendas despiertan una sensación placentera, al usar un espejo virtual hoy en día la reacción es más bien adversa, por suprimir la noción de realidad antes mencionada.

La investigación también contempla el factor de las redes sociales. A pesar de que estas instancias virtuales facilitan la creación de contenido para estas plataformas, lo irreal de la experiencia despierta un temor vergonzoso ante la eventual reacción que podría despertar en su audiencia digital.

El maquillaje sigue siendo un nicho importante entre los contenidos que se pueden encontrar en la red. Sin embargo, en lugar de optar por estas herramientas, sus consumidores prefieren encontrar un influencer de maquillaje que comparta similitudes con su propio aspecto, como el tipo de piel o el contorno de la cara, para seguir sus recomendaciones.

La influencia negativa y hasta perturbadora de estas herramientas de realidad aumentada, de acuerdo a lo reportado en esta investigación, se debe también a su falta de comprensión o respeto por la piel humana, su origen étnico e incluso sus sentimientos, denotando una importante falta de consistencia entre la experiencia virtual y la real.

«Los espejos de maquillaje digital no amplían el yo, sino que, por el contrario, crean una sensación de yo no auténtico que puede resultar en vergüenza”, comentó Khaled El-Shamandi Ahmed, coautor del estudio. «Las empresas de tecnología y los consumidores son un mundo aparte en términos de la experiencia de servicio digital esperada y percibida, y los gerentes de experiencia del cliente tienen la responsabilidad de equilibrar el factor diversión con la realidad», agregó.

A pesar de las críticas realizadas, que se enfocan especialmente en el planteamiento actual de las tecnologías utilizadas, el estudio reconoce que la realidad aumentada es un valioso recurso para el sector comercial, que promete revolucionar la experiencia de compra de los consumidores.