Al comenzar la pandemia, muchas industrias buscaron afrontar las condiciones del momento mediante la adopción de nuevas herramientas digitales. En el caso de los fabricantes de maquillaje, un recurso ampliamente utilizado fue la realidad aumentada, para crear “filtros” o “espejos virtuales”.
Estos “probadores virtuales” de maquillaje aumentan la sensación de falsedad y vergüenza en quienes los usan, según un estudio que afirma que estos recursos digitales terminaron fomentando el deseo de volver a vivir en la tienda la experiencia real y clásica de un consumidor.