Una tormenta geomagnética, también llamada tormenta solar, en grandes proporciones es un fenómeno inusual. En palabras sencillas, consiste en una descarga de energía magnética acumulada desde el sol, cuya radiación puede desencadenar consecuencias sobre la tierra.
Cuando una tormenta solar es de proporciones menores, el magnetismo terrestre es capaz de desviar el material irradiado hacia los polos. No obstante, si el fenómeno se genera a mayor escala, como no ocurre desde 1859, la infraestructura de Internet podría verse gravemente comprometida, según señaló una científica recientemente en una conferencia.
Los asteroides y meteoritos no son los únicos elementos que deberían preocuparnos. En el caso de que una tormenta solar afectase a nuestro planeta, podría llegar a causar una gran cantidad de daños de importantes magnitudes. A pesar de que pueda parecer algo poco probable, según las lecturas realizadas por un satélite en la órbita terrestre, parece ser que no sería tan complicado como parece. De hecho, hace exactamente dos años una enorme tormenta solar pudo haber causado enormes destrozos en nuestro planeta.
Hoy hemos podido saber que de haberse producido nueve días antes, nuestro planeta habría sufrido importantes daños. Tal y como afirma un estudio llevado a cabo por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, una tormenta solar de tales características podría causar daños que provocarían pérdidas de cantidades descomunales de dinero, además de ser necesarios hasta cuatro años para reparar los desperfectos causados. El estudio afirma también que aproximadamente 130 millones de personas podrían quedarse sin luz y el suministro de agua se vería afectado de forma rápida. Al no haber electricidad, los alimentos perecederos y las medicinas se echarían a perder en apenas 24 horas. Este tipo de tormentas solares son conocidas como eyecciones de masa coronal, y se trata de una onda de radiación y viento solar que desprendida del sol en un momento de máxima actividad que tiene lugar cada 11 años. La más potente hasta la fecha tuvo lugar en 1859, y los científicos piensan que la que rozó la Tierra hace dos años, concretamente el 23 de julio de 2012, sería de magnitudes similares.
Los científicos afirman que existe un 12% de probabilidades de que una tormenta solar de características similares a la que tuvo lugar en 1859 afecte a la Tierra en la próxima década, por lo que alertan de los riesgos y de la necesidad de crear sistemas de prevención con el fin de protegernos.