Cuando XPeng presentó su último robot humanoide, la puesta en escena buscaba despejar dudas a lo grande: para demostrar que no era una persona disfrazada, el propio He Xiaopeng llegó a mostrar el interior de una pierna en directo. La imagen corrió como la pólvora y cumplió su función, pero la pieza clave no estaba en el software ni en los motores, sino en algo mucho más silencioso: los materiales flexibles que envuelven y protegen las articulaciones, y que permiten una movilidad más “humana” sin castigar el interior de la máquina.
Visto desde fuera, un humanoide puede parecer una suma de sensores, cables y algoritmos. Por dentro, se parece más a una bicicleta de alto rendimiento: puedes tener el mejor cambio del mercado, pero si el cuadro vibra, cruje o no absorbe bien los impactos, todo el conjunto se vuelve torpe, ruidoso y frágil. En robótica, esa “absorción” se juega en polímeros, elastómeros y piezas de contacto. Según contaba el South China Morning Post y retomaba Interesting Engineering, esa parte del rompecabezas la está resolviendo una empresa de Suzhou llamada PollyPolymer. Continúa leyendo «De zapatillas a músculos: la ruta inesperada de la impresión 3D hacia los robots humanoides de China»