En un movimiento que no ha pasado desapercibido en la industria tecnológica, Zoom, la popular plataforma de videoconferencias, ha realizado una actualización significativa en sus términos de servicio, otorgándose el derecho de utilizar ciertos datos de sus clientes para entrenar y ajustar sus modelos de inteligencia artificial y aprendizaje automático.
Aunque esta no es una práctica inédita en el mundo de la IA, la decisión ha generado preguntas sobre la privacidad de los datos y las implicaciones éticas del uso de información personal con fines de entrenamiento de IA.