En los corredores de la innovación tecnológica, donde las ideas fluyen como un río incesante hacia el mar del progreso, Apple decidió detener el flujo de uno de sus proyectos más ambiciosos y debatidos: el Apple Car. Después de invertir más de 10 mil millones de dólares y dedicar incontables horas de trabajo de un equipo compuesto por miles de ingenieros y expertos automotrices, el gigante de Cupertino ha puesto fin a una década de esfuerzo y especulación.
En el ámbito tecnológico no todos los proyectos alcanzan la línea de meta, pero el caso del Apple Car es particularmente notable tanto por la magnitud de la inversión como por las lecciones aprendidas. Iniciado en 2014 con grandes esperanzas, este proyecto se enfrentó a numerosos desafíos, desde la concepción hasta la ejecución, pasando por cambios de liderazgo y decisiones estratégicas clave.
Mirad el vídeo que hicimos hace ya ocho años…
Desde el principio, algunos empleados de Apple veían este proyecto como un «desastre del Titanic», una predicción sombría que reflejaba las dudas internas sobre su viabilidad. A pesar de estas preocupaciones, el proyecto recibió luz verde de Tim Cook, marcando un compromiso con la innovación, incluso frente a la incertidumbre.
El reto no era menor: desarrollar un vehículo eléctrico con capacidades de conducción autónoma que, según las estimaciones, necesitaría venderse por al menos 100.000 euros para ser financieramente viable, compitiendo en un mercado ya saturado y altamente competitivo.
La ambición de Apple de entrar en el sector automotriz incluso los llevó a considerar la adquisición de Tesla, una idea que finalmente fue descartada en favor de desarrollar su propia solución. Sin embargo, la falta de un líder claro y cambios constantes en la dirección del proyecto dificultaron el progreso.
La razón última de la cancelación del Apple Car radica en la incapacidad de superar los obstáculos técnicos, en particular el desarrollo de software y algoritmos para la conducción autónoma. Este es un recordatorio de que incluso para las empresas más poderosas, no todo es posible en el tiempo y forma deseados.
La noticia, sin embargo, no marca el fin del camino para el talento y los aprendizajes acumulados durante la década del proyecto. Más de 2000 empleados serán reubicados dentro de Apple, contribuyendo a otros ámbitos de innovación como la inteligencia artificial, asistentes robóticos, y la realidad aumentada. Este conocimiento no se perderá, sino que encontrará nuevas aplicaciones en dispositivos que quizás aún no podemos imaginar.
El Apple Car nos deja con valiosas lecciones sobre la innovación, los límites de la ambición y la importancia de adaptarse a las realidades del mercado y la tecnología. Aunque no llegaremos a ver un coche con el logotipo de la manzana recorriendo nuestras calles, los frutos de este esfuerzo seguramente resonarán en los productos de Apple en los años venideros.
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