La Agencia Espacial Europea analiza invertir en la obtención de energía solar desde el espacio

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Europa está estudiando la posibilidad de obtener energía solar a través de una infraestructura montada en el espacio, para impulsar su independencia energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción de electricidad.

Esta posibilidad se abre tras conocerse las declaraciones del director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), que propuso el desarrollo del primer sistema de energía solar basado en el espacio de Europa, cuya construcción iniciaría eventualmente en 2025.

Europa busca en el espacio una alternativa para producir energía limpia

La ESA, conglomerado que reúne a representantes gubernamentales de 22 estados de Europa, tomará en noviembre una decisión frente a la propuesta del director general de la Agencia Espacial, Josef Aschbacher.

El líder de la ESA tiene ahora la misión de conseguir los apoyos y fuentes de financiamiento para el Programa Solaris, iniciativa bajo la que se enmarca esta propuesta, que tiene como eje el aprovechamiento de la energía solar espacial para descarbonizar la producción energética del continente.

«Dependerá de Europa, la ESA y sus Estados miembros impulsar la tecnología para resolver uno de los problemas más apremiantes para las personas en la Tierra de esta generación», dijo Aschbacher.

Para avanzar en el análisis de esta iniciativa, la ESA encargó dos estudios independientes de costes frente a beneficios a sus grupos de consultoría con sede en el Reino Unido y Alemania, cuyos resultados se publicaron esta semana.

Considerando que actualmente, Europa consume aproximadamente 3000 teravatios hora (TWh) de electricidad al año, los estudios señalaron que las instalaciones masivas en órbita geoestacionaria que se proponen bajo esta iniciativa, podrían satisfacer apenas entre un cuarto y un tercio de esa demanda, aproximadamente.

Bajo este modelo, la dinámica planteada se funda en que los satélites con celdas fotovoltaicas, al estar en una órbita muy por encima de la atmósfera, pueden recoger la energía solar sin verse afectados por la noche o por nubes que cubren el cielo. Para utilizar esta energía en la tierra, esta tendría que ser enviada mediante microondas, para ser captadas en la superficie terrestre a través de antenas o celdas fotovoltaicas, para convertirlas posteriormente en electricidad.

A pesar de lo práctico que parece este sistema, hay fervientes detractores de su implementación. Uno de ellos es Elon Musk, quien hace algunos años comentó: «Es la cosa más estúpida del mundo. Si a alguien le gusta la energía solar espacial, debería ser yo. Tengo una compañía de cohetes y una compañía solar», agregando que “vas a tener un momento muy difícil incluso para llegar al 50 por ciento. Así que solo pon esa celda solar en la Tierra».

Fuera de aquellos comentarios, los mismos estudios encargados por la ESA presentan algunas alarmas. «Usando la capacidad de elevación espacial proyectada a corto plazo, como Starship de SpaceX, y las limitaciones de lanzamiento actuales, la puesta en órbita de un satélite tomaría entre 4 y 6 años», informó Frazer-Nash, una de las dos firmas consultoras. «Proporcionar la cantidad de satélites para satisfacer la contribución máxima que SBSP podría hacer a la combinación energética en 2050 requeriría un aumento de 200 veces sobre la capacidad actual de elevación espacial», agrega el informe, con respecto al desafío que conllevaría ejecutar esta iniciativa.