Malas noticias para quienes anhelábamos disponer pronto de los flamantes coches autónomos en los que viene trabajando Google. Y no, poco tiene que ver con impedimentos sociales o legislaciones que pudieran detener su desarrollo -por ejemplo ahora están obligados a incluir volante y pedales en sus pruebas-, el problema sorprendentemente está en el trabajo técnico que queda en un segundo plano para los ciudadanos del común al ver los videos promocionales del proyecto pero que científicos del MIT y Chris Urmson, director del Google car team, se han encargado de revelar y explicar para aterrizarnos en la realidad.
Aunque los coches de Google sobresalen frente a otros proyectos de carros autónomos en sus capacidades para responder a situaciones críticas como un atascamiento o a algún objeto fácilmente notable en la vía -incluso nuevas señales de tránsito como las que se ponen en construcciones-, por ahora su funcionamiento correcto es garantizado únicamente en espacios altamente controlados, con datos detallados de mapas, calzadas y vías que no cambien a lo largo del trayecto.
Fuera de eso, las limitaciones son bastantes: Problemas en desestabilizaciones del terreno como el que podría causar una fuerte lluvia o una tormenta de nieve, complicaciones al distinguir luces de semáforo en presencia de fuerte luz solar, poca destreza al acomodar el carro en un parqueadero de mí¹ltiples pisos, problemas al detectar peatones o su relevancia específica -como la de un oficial de tránsito-, detectar y sortear obstáculos únicamente rodeándolos -comentan que no podría notar una alcantarilla destapada si no está señalizada- entre otros detalles vitales.
En el artículo del MIT se menciona a fondo su poca factibilidad en casi el 99% del territorio específicamente de Estados Unidos, pero si tenemos en cuenta su buena infraestructura de vías de las que pocos países en todo el mundo disponen, no es complicado extrapolar los resultados a las demás latitudes siendo las condiciones y necesidades de los usuarios tan parecidas. De nuevo, mucho falta para tener rodando con todas las de la ley a estas tremendas máquinas; Claro, las soluciones llegarán, pero lastimosamente varios años faltan para ello.
Más información: MIT Technology Review