Una escuela secundaria de Sydney, Australia, planteó la implementación de un sistema de identificación de huellas dactilares, para tener un registro de los estudiantes que destrozaban sus baños.
Bajo esta modalidad, el acceso a los baños de la escuela se encuentran resguardados por un sistema de registro que funciona con huellas digitales o, en su defecto, con tarjetas magnéticas.