El robot OceanOne no fue diseñado inicialmente para realizar misiones arqueológicas y sí para monitorizar corales. El proyecto nació en la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología en Arabia Saudita para analizar el coral de profundidad en el Mar Rojo, ya que OceanOne consigue bajar 2.000 metros sin rechistar, pero acabaron contactando con la Universidad de Stanford para que, basándose en la idea, se diseñase un nuevo sistema de interfaz robótica.
Se trata de un robot submarino del tamaño aproximado de un humano, capaz de controlarse remotamente de forma bastante intuitiva, ya que cuenta con dos brazos, así como con visión 3D. OceanOne está diseñado para maniobrar con precisión en espacios reducidos utilizando ocho propulsores, y de forma autónoma puede mantenerse estable en corrientes.
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