Investigadores demostraron, a través de un estudio reciente, una peligrosa estrategia de ataque, la primera reportada en su tipo, que puede engañar a los sensores de vehículos autónomos estándar de la industria haciéndoles creer que los objetos cercanos están más cerca (o más lejos) de lo que parecen sin ser detectados.
Los hallazgos reportados indican que puede ser necesario dotar a estos coches de capacidades ópticas 3D o de la capacidad de compartir datos con automóviles cercanos, para protegerlos de eventuales ataques.