Existen microrobots que pueden meterse en el organismo para liberar sustancias de forma controlada, como insulina, por ejemplo, pero hoy hablaré de algo menos sofisticado tecnológicamente, pero igualmente interesante.
Se trata de una tinta fabricada con células bacterianas que puede usarse para imprimir en 3D estructuras que liberen medicamentos contra el cáncer, aunque esa sería solo una aplicación de las muchas que podría tener.
Lo presentan como el primer gel imprimible hecho con de proteínas producidas por células de Escherichia coli (bacteria que puede encontrarse en el intestino de algunos mamíferos), una «tinta viva» basada en la matriz que las bacterias utilizan normalmente como material de protección.
La bacteria ha sido genéticamente modificada para crear estructuras vivas que liberaban el fármaco anticanceroso azurina, aunque también lo usaron para capturar la toxina bisfenol A (BPA) del medio ambiente (toxina usada para fabricar plásticos).
Una vez consiguieron fabricar el gel a partir de las bacterias, lo canalizaron a través de una boquilla para producir hilos de medio milímetro de ancho, manteniéndose unidos sin romperse. Consiguen así liberar azurina a demanda, o capturar casi el 30 por ciento de la toxina mencionada anteriormente.
Comentan que hay estructuras vivas en el laboratorio que se han mantenido estables durante más de dos años, por lo que parece que no hay problemas en ese sentido.
El ser humano es así capaz de programar genéticamente la respuesta funcional de material vivo impreso, y eso tiene unas aplicaciones enormes.
Podéis leer más detalles en este artículo del New York Times.