Aunque en algún momento se les dio por muertos, los códigos QR siguen más presentes que nunca.
Por una parte, la mayoría de los smartphones y dispositivos móviles inteligentes cuentan con soporte nativo para su lectura, prescindiendo de las apps dedicadas que antes eran necesarias para su escaneo. Por otro lado, situaciones derivadas de la pandemia de este año impulsaron su adopción, por ejemplo, para la presentación de los menús de establecimientos de comida que por disposiciones sanitarias ya no pueden ofrecer su carta en formato físico.
Bautizados de tal forma como una abreviatura de la expresión “Quick Response” o “respuesta rápida”, en español, los códigos QR irrumpieron en el mundo en 1994, de la mano de Denso Wave, una compañía subsidiaria de Toyota.
En su momento, fueron presentados como “la evolución de los códigos de barra” y hoy en día sus aplicaciones son diversas, como la transmisión de códigos identificadores, autenticación de redes y servicios (inicios de sesión automáticos y gestión de contraseñas) y la transmisión de enlaces o anotaciones de los más diversos tipos.
Claramente, estos códigos brindan una utilidad importante hoy por hoy, pero el paso del tiempo también ha abierto camino para que aparezcan nuevas alternativas.
Alternativas a los Códigos QR
- Franjas geolocalizadas: Así como la publicidad visible desde dispositivos móviles en la web, se alimenta algunos casos de la información de navegación e incluso, el historial de ubicaciones de sus usuarios; esto mismo podría impulsarse para la emisión de anuncios especiales para quienes se encuentren dentro de un determinado radio geográfico. Algunas empresas ya han implementado soluciones de este tipo como parte de sus estrategias de marketing, pero esto aún puede tomar un impulso mejor. Por ejemplo, recibir ofertas especiales si una persona se encuentra dentro de determinado centro comercial o bien, obtener novedades estudiantiles si el usuario se encuentra dentro de su campus.
- Tecnología NFC: Soportada por la mayoría de los teléfonos inteligentes presentes hoy en el mercado, ya es utilizada en sistemas de pago sin contacto. Bajo la misma lógica que funda la adición de un código QR en una pieza gráfica publicitaria, un chip NFC con información podría ser una opción considerada a futuro para este mismo fin: ser escaneado mediante un contacto cercano y transmitir información relacionada con lo expuesto.
- Soluciones gráficas no estandarizadas: En cuanto a los códigos QR, universalidad de la propuesta, su facilidad de implementación y su alto nivel de uso, se deben en parte a que son una solución estandarizada. Sin embargo, empresas y servicios que se mueven con cierta holgura dentro de sus propias áreas, como Spotify, Snapchat y Facebook Messenger, ya cuentan con sus propias alternativas, diseñadas para su uso interno y exclusivo.
- Transmisión de datos mediante luz: Las bombillas, leds y otras fuentes de iluminación artificial, por lo general no emiten luz de una manera constante. A diferencia de sus tecnologías predecesoras, muchas de las alternativas que hoy están a nuestro alcance son capaces de ahorrar energía gracias a la emisión intermitente de luz, a un ritmo imperceptible para el ojo humano, pero que sí puede ser captado por los sensores de algunas cámaras, por ejemplo. Valiéndose de esto, desde Panasonic presentaron una propuesta llamada Light ID, para transmitir datos mediante este mecanismo, pero aún se encuentra todo en una etapa preliminar.
- Transmisión de datos mediante sonido: Al igual que la opción anterior, esta alternativa igual está en pañales. En palabras sencillas, se aprovecharía el principio de funcionamiento de tecnologías de reconocimiento sonoro como las de Shazam, pero para transmitir información mediante códigos sonoros. Sería una especie de telégrafo moderno, que tendría como desafío principal la obstrucción del ruido de ambiente.
De momento, los códigos QR no necesitan un reemplazo inmediato, pues cumplen a cabalidad con lo que prometen. Pero a pesar de aquello, siempre es bueno mirar hacia adelante, para prepararnos sobre lo que podría ser masivo en el futuro o para anticiparnos sobre aquello que podría no resultar eventualmente.