OpenAI ha dado un paso significativo para hacer que ChatGPT se sienta más como una herramienta hecha a medida. A partir de ahora, los usuarios pueden ajustar directamente el nivel de entusiasmo, calidez y uso de emojis del modelo. Esta función se encuentra en el menú de Personalización, donde también es posible modificar cómo utiliza los encabezados y listas. Las opciones disponibles permiten elegir entre «Más», «Menos» o «Predeterminado» para cada una de estas características.
Este tipo de configuraciones da mayor control al usuario sobre cómo interactúa el modelo, algo especialmente valorado por quienes usan ChatGPT de forma regular, ya sea para escribir correos, responder en redes sociales o crear contenido más informal o más serio. Con estos cambios, OpenAI no solo está afinando el producto, sino también buscando una experiencia más humana y contextual en sus respuestas.
El trasfondo de una necesidad creciente
Durante el último año, ha habido una conversación constante en torno al tono que adopta ChatGPT. Algunos usuarios notaron que el modelo era demasiado efusivo, con un estilo exageradamente positivo, llegando incluso a ser calificado como «adulador». Este tipo de comportamiento provocó críticas, incluyendo a voces del mundo académico que alertaron sobre el riesgo de que una IA que refuerza constantemente las ideas del usuario pueda convertirse en una suerte de espejo complaciente, favoreciendo patrones de comportamiento adictivo o poco saludables.
OpenAI respondió ajustando sucesivamente el comportamiento de sus modelos. Primero suavizó las respuestas más entusiastas tras las críticas por parecer «demasiado servicial». Luego, al implementar GPT-5, algunos usuarios comenzaron a quejarse de que el nuevo modelo se sentía más frío, distante o incluso impersonal. Fue entonces cuando la empresa decidió calibrar el modelo para hacerlo «más cálido y amigable», buscando un equilibrio entre utilidad y empatía.
Personalización al detalle
La introducción de estas nuevas opciones va más allá de una simple configuración estética. Elegir si se quiere más o menos entusiasmo puede marcar una gran diferencia en el tono de un mensaje. Por ejemplo, al redactar una nota para un equipo de trabajo, podría ser preferible una comunicación sobria y directa, sin emojis ni exclamaciones. En cambio, al escribir contenido para redes sociales, es posible que se valore una voz más efusiva, cercana y expresiva.
El control sobre los encabezados y listas también permite adaptar el estilo a distintos usos. Alguien que usa ChatGPT como asistente para redactar artículos o entradas de blog podrá beneficiarse de una estructura clara, con subtítulos marcados y listas organizadas. Por otro lado, quien prefiere textos fluidos y continuos puede optar por reducir el uso de estas herramientas.
Estas nuevas funciones se suman a las opciones de tono que OpenAI ya había lanzado en noviembre, como «Profesional», «Directo» o «Divertido». Ahora, cada usuario puede componer su propio perfil de comunicación, algo así como elegir el vestuario y lenguaje corporal de un actor que va a representar sus ideas.
Implicaciones en la salud digital
Detrás de esta evolución también hay un debate profundo sobre el impacto emocional de interactuar con inteligencia artificial. Algunos especialistas en psicología y tecnología han advertido que una IA que constantemente valida lo que el usuario dice puede reforzar sesgos personales y aislar a las personas en burbujas de afirmación. Esta crítica, conocida como «dark pattern emocional», pone el foco en cómo el diseño del lenguaje de una IA puede influir en la salud mental.
Con esta nueva capacidad de regular el tono, OpenAI ofrece herramientas que pueden ayudar a los usuarios a evitar justamente ese efecto de complacencia constante. Al permitir una interacción más neutral o sobria, los usuarios que buscan una respuesta más objetiva o menos emocional tienen la posibilidad de ajustar el comportamiento del modelo según sus necesidades.
Un paso hacia la IA personalizada
Estas novedades reflejan un cambio de paradigma: de un modelo de lenguaje universal a una herramienta personalizable según el contexto y estilo del usuario. Es como si ChatGPT hubiera pasado de ser un locutor con un solo tono de voz, a convertirse en un actor de doblaje que puede modular su actuación según el género de la película y el público al que se dirige.
Esto podría abrir nuevas posibilidades en el uso de modelos de lenguaje: desde la educación, donde se puede ajustar la empatía o la formalidad según la edad y nivel del estudiante, hasta el soporte al cliente, donde distintos tonos pueden adaptarse a la cultura de cada empresa.
La personalización, bien gestionada, permite que la inteligencia artificial no sea un espejo que refleja lo que queremos oír, sino una herramienta que se ajusta con inteligencia emocional a los distintos entornos en los que se usa.
