OpenAI acaba de publicar su informe titulado «The state of enterprise AI», donde explora cómo la adopción de ChatGPT Enterprise está transformando las rutinas laborales en distintas industrias. El dato más destacado es que los trabajadores que utilizan esta herramienta están ahorrando entre 40 y 60 minutos diarios, un beneficio que va mucho más allá de simples mejoras de eficiencia.
Este estudio se basa en el análisis de datos anónimos de uso y una encuesta a más de 9.000 empleados pertenecientes a 100 organizaciones distintas. Se trata de una fotografía representativa del estado actual del uso empresarial de la IA generativa, justo cuando esta tecnología cumple tres años de presencia visible en el entorno laboral.
Productividad tangible en distintos sectores
Aunque la idea de que la IA mejora la productividad ya es conocida, este informe ofrece una perspectiva más concreta. Por ejemplo, los perfiles de data science, ingeniería de software y comunicación fueron los que reportaron los mayores ahorros de tiempo, con ganancias de entre 60 y 80 minutos diarios. Estos beneficios no se limitaron a tareas técnicas, sino que también se observaron en departamentos como marketing, donde el 85% de los profesionales encuestados afirmó ejecutar campañas con mayor rapidez, y en ingeniería, donde el 73% dijo entregar código más velozmente.
Estos datos demuestran que la IA no solo acelera procesos, sino que también está integrándose como infraestructura esencial en grandes organizaciones, según Ronnie Chatterji, economista jefe de OpenAI. Su análisis establece un paralelismo con otras tecnologías de uso general como el motor a vapor o los semiconductores, que revolucionaron la economía solo cuando fueron escaladas dentro de las empresas.
La carrera por conquistar al cliente corporativo
El momento de publicar este estudio no es casual. OpenAI está enfrentando una competencia creciente por parte de Anthropic y Google, que también están redoblando esfuerzos para captar a clientes empresariales. Anthropic, por ejemplo, ha experimentado un aumento notable en su valor de mercado, gracias a la buena recepción de Claude en entornos corporativos. De hecho, un informe propio de esta compañía afirmó que sus usuarios completan tareas un 80% más rápido.
Esta competencia ha intensificado la presión dentro de OpenAI, hasta el punto de que Sam Altman, su CEO, habría declarado un «código rojo» interno para acelerar mejoras clave en su producto, incluyendo un proyecto conocido como Garlic, que busca corregir las debilidades actuales del modelo.
Una mejora que no está exenta de dudas
Aunque el estudio de OpenAI presenta cifras optimistas, también hay que leerlo con cautela. Como ocurre con cualquier nueva tecnología, los primeros informes tienden a mostrar solo una parte del panorama. Varios expertos coinciden en que la velocidad no siempre es sinónimo de calidad, y que los resultados acelerados pueden derivar en lo que algunos llaman «workslop», una acumulación de trabajo de baja relevancia o valor.
Por otro lado, el aumento de productividad podría estar teniendo un costo emocional. Un informe de Upwork publicado este mismo año detectó una correlación entre el uso de IA y el agotamiento profesional. A medida que se acorta el tiempo para completar tareas, también crecen las expectativas de producción constante, lo que podría estar elevando la presión sobre los trabajadores, en lugar de liberarlos.
También queda por esclarecer en qué medida esta tecnología podrá sustituir tareas humanas. Informes como el del MIT sugieren que cerca del 12% de los empleos en EE.UU. ya podrían ser automatizados, incluyendo funciones administrativas en recursos humanos o finanzas. A largo plazo, esto podría alterar profundamente el mercado laboral, generando tensiones sociales y políticas.
Escalabilidad y futuro de la IA en la empresa
El valor real de estas herramientas parece depender de su adopción estructural dentro de las organizaciones. Ya no se trata solo de tener acceso a una IA, sino de incorporarla en procesos clave, capacitar a los equipos y ajustar la cultura organizacional para convivir con estas nuevas capacidades.
Los datos del informe muestran que más de siete millones de trabajadores ya utilizan ChatGPT Enterprise, y que las suscripciones han crecido nueve veces en el último año. Esta expansión sugiere que la IA está dejando de ser una curiosidad para convertirse en una herramienta cotidiana, como lo fue en su momento el correo electrónico o la planilla de cálculo.
Sin embargo, las cifras deben entenderse como una línea de partida más que como una meta alcanzada. La productividad puede aumentar, sí, pero solo si se evita el uso indiscriminado o sin propósito claro. El reto está en utilizar la IA como una palanca para el pensamiento crítico y la creatividad, no como una muleta para hacer más de lo mismo en menos tiempo.