Las estafas empresariales han dejado de ser incidentes aislados para convertirse en una amenaza sistémica que afecta a empresas de todos los tamaños. Un informe reciente de la Better Business Bureau (BBB) ha revelado datos alarmantes: desde 2022, se han registrado miles de casos en los que organizaciones han perdido sumas millonarias debido a fraudes cada vez más sofisticados.
Una tendencia al alza: cifras que preocupan
Según el reporte de la BBB, entre 2022 y 2024 se documentaron 3.647 estafas en su sistema de seguimiento y 74.489 casos en el FBI, aunque se estima que la cifra real es mucho mayor, ya que muchos incidentes no se reportan. Las pérdidas anuales acumuladas alcanzan los miles de millones de dólares, afectando especialmente a pequeñas y medianas empresas, que muchas veces no se recuperan de estos golpes.
La evolución del fraude: desde correos falsos hasta voces clonadas
Las técnicas de los estafadores se han vuelto más elaboradas. Lo que antes eran simples correos de suplantación ahora ha evolucionado hacia videos y voces generadas por inteligencia artificial, capaces de imitar con gran precisión a ejecutivos o empleados.
Por ejemplo, se han reportado casos en los que un «jefe» llama o envía un mensaje de voz pidiendo una transferencia urgente, y al no verificar su autenticidad, el empleado termina enviando dinero a los delincuentes. La tecnología de deepfakes ha facilitado estas acciones, generando un entorno donde la confianza puede ser manipulada con facilidad.
Señales de alerta que no deben pasarse por alto
La BBB insiste en que identificar las señales tempranas de una estafa es el primer paso para prevenirla. Algunos indicadores comunes incluyen:
- Correos o llamadas inesperadas de supuestas agencias gubernamentales o grandes corporaciones.
- Facturas inesperadas por servicios no solicitados.
- Mensajes urgentes que piden renovar dominios o marcas registradas.
- Solicitudes de pago mediante tarjetas de regalo o transferencias a cuentas extrañas.
- Proveedores que repentinamente cambian sus datos bancarios.
Como explica Steve Bernas, presidente de la BBB en Chicago, «acaba de ocurrir un intento de estafa en nuestra propia organización, donde intentaron convencer a nuestro equipo contable de enviar tarjetas de regalo. Afortunadamente, la formación continua evitó una pérdida.»
Cómo proteger a tu negocio: medidas preventivas clave
Afortunadamente, hay muchas acciones que las empresas pueden adoptar para protegerse.
1. Formar al equipo: Capacitar regularmente a los empleados sobre los tipos más comunes de fraude y cómo responder es fundamental. Un equipo informado es la primera línea de defensa.
2. Verificación de pagos: Nunca realizar transferencias basadas solo en correos o mensajes. Confirmar las solicitudes de pago por vías alternativas, como una llamada directa a la persona solicitante.
3. Protocolos claros de seguridad: Definir procedimientos para validar proveedores, pagos y cambios de información sensible.
4. Revisar nuevos contactos: Si un proveedor nuevo aparece ofreciendo condiciones muy atractivas, hay que investigar su reputación antes de cerrar cualquier trato.
5. Fortalecer la ciberseguridad: Actualizar constantemente los sistemas, implementar autenticación multifactor y contar con firewalls activos. Estas acciones reducen el riesgo de accesos no autorizados y filtraciones.
El papel de la tecnología y la conciencia digital
La paradoja de la tecnología es que, si bien ha abierto nuevas puertas para el crecimiento empresarial, también ha facilitado el trabajo de los estafadores. Por eso, no basta con tener buenos antivirus o contraseñas: la clave está en crear una cultura digital consciente y responsable.
Los fraudes actuales juegan con emociones humanas como la urgencia, la confianza o el miedo. Al igual que cuando recibimos una llamada de «un familiar en apuros» y se nos pide actuar sin pensar, muchas estafas corporativas se basan en generar reacciones automáticas. Por eso, el pensamiento crítico y la verificación de datos son herramientas tan valiosas como cualquier software.
Invertir en protección es invertir en tranquilidad
Prevenir estafas no es un gasto, sino una inversión en continuidad y tranquilidad. Las empresas que adoptan una postura proactiva no solo se protegen a sí mismas, sino que también fortalecen la confianza en sus clientes, socios y comunidad.
En un mundo cada vez más interconectado y expuesto, ser escéptico, preguntar dos veces y formar a nuestros equipos puede marcar la diferencia entre un negocio que prospera y uno que cae en manos del fraude.