La inteligencia artificial llega a una planta nuclear: el caso pionero de Diablo Canyon

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Imagen conceptual de un robot interactuando con planos atómicos, representando la aplicación de la inteligencia artificial en una planta nuclear como Diablo Canyon. Estilo minimalista, fondo blanco, con símbolos tecnológicos y estructuras nucleares difusas.

La idea de que una inteligencia artificial opere en una planta nuclear suena a ciencia ficción. Pero en California, ese futuro ha comenzado a dar sus primeros pasos. La planta de Diablo Canyon, ubicada en San Luis Obispo y operada por Pacific Gas and Electric (PG&E), ha integrado un sistema de IA llamado Neutron Enterprise, desarrollado por la startup local Atomic Canyon, para una tarea muy específica: agilizar la búsqueda y lectura de documentos técnicos.

Es la primera vez que se implementa una herramienta de este tipo en una instalación nuclear de Estados Unidos, y aunque su función es limitada por ahora, abre la puerta a un debate que apenas empieza: ¿qué tan cerca estamos de ver a la inteligencia artificial involucrada en la operación de infraestructuras críticas?

Un copiloto de datos, no un piloto

Para entender el rol de Neutron Enterprise, pensemos en un trabajador de la planta que necesita encontrar una instrucción específica dentro de un mar de manuales, normas y reportes que se acumulan desde hace décadas. Hasta ahora, esa búsqueda podía tomar horas, incluso días. Con este nuevo sistema, bastan segundos.

Neutron Enterprise funciona como un copiloto digital que permite buscar y resumir información contenida en millones de páginas almacenadas en bases de datos públicas y privadas. Pero no decide nada por sí mismo. Según PG&E, su tarea es exclusivamente la de facilitar el acceso a la información, no tomar decisiones operativas. Es como tener un bibliotecario experto en temas nucleares que trabaja 24/7.

El sistema utiliza modelos de lenguaje avanzados entrenados con más de 53 millones de páginas de documentos del organismo regulador NRC (Nuclear Regulatory Commission) y otros textos técnicos, lo que le permite comprender términos específicos del sector nuclear con gran precisión.

Tecnología de punta al servicio de la eficiencia

Para hacer funcionar Neutron Enterprise, PG&E instaló en Diablo Canyon ocho procesadores gráficos NVIDIA H100, uno de los más potentes del mundo. Este hardware permite ejecutar modelos complejos como FERMI, el motor de IA que da vida al sistema, sin necesidad de conexión a la nube. Esto es clave para mantener la información sensible dentro de la planta y cumplir con estrictas normas de seguridad.

El despliegue se está realizando por etapas. Actualmente, los trabajadores pueden usar la herramienta para buscar en bases de datos públicas. En la siguiente fase, programada para el tercer trimestre de 2025, se espera que el sistema también pueda acceder y resumir documentos internos gracias a tecnologías como el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) y generación aumentada por recuperación (RAG).

Esto podría reducir significativamente las más de 15.000 horas al año que los empleados dedican a búsquedas manuales, según estimaciones de la propia empresa.

¿Un paso pequeño o el inicio de un cambio profundo?

Aunque el uso actual de la IA en Diablo Canyon es limitado y no involucra decisiones críticas, el simple hecho de que exista ya genera inquietudes. Algunos legisladores y expertos en ética tecnológica han expresado su preocupación por la falta de regulaciones claras para el uso de IA en entornos tan sensibles.

Tamara Kneese, del think tank Data & Society, advierte que confiar en que el uso de la IA se limitará a tareas administrativas es ingenuo. La historia reciente ha demostrado que las herramientas tecnológicas suelen expandir su alcance rápidamente una vez que demuestran utilidad.

Por su parte, el fundador de Atomic Canyon, Trey Lauderdale, es claro al respecto: “No quiero una IA operando una planta nuclear, al menos no ahora”. Su intención, asegura, es facilitar el trabajo humano, no reemplazarlo.

Un proyecto que nace de la comunidad

Lo interesante de esta historia es cómo surgió. Lauderdale, que antes fundó una exitosa empresa de software para hospitales, se mudó con su familia a San Luis Obispo en 2021 sin saber que allí se encontraba la última planta nuclear activa de California. Fue a través de conversaciones con trabajadores locales que se interesó por los desafíos del sector energético y detectó una oportunidad para aplicar inteligencia artificial de forma segura y útil.

En 2023, fundó Atomic Canyon y, con el respaldo del Departamento de Energía y el laboratorio nacional de Oak Ridge, comenzó a desarrollar los modelos que hoy conforman Neutron Enterprise. El objetivo: enseñar a la IA a entender la jerga nuclear y procesar información con precisión, minimizando errores como las llamadas “alucinaciones” —respuestas falsas que a veces generan los modelos de lenguaje.

¿Quién regula este nuevo terreno?

Uno de los puntos más delicados de esta iniciativa es el marco regulatorio. La NRC lleva algunos años estudiando el impacto de la IA en la seguridad nuclear, pero todavía no existen estándares específicos ni guías detalladas. Un informe reciente identificó casi un centenar de brechas regulatorias relacionadas con el uso de estas tecnologías en el sector.

La situación se complica con el panorama político actual: la administración Trump ha derogado varias órdenes ejecutivas que buscaban establecer principios básicos para la regulación de la IA. Esto deja el campo más abierto a la iniciativa privada, pero también más expuesto a riesgos.

Por ahora, tanto PG&E como Atomic Canyon han optado por mantener informado al organismo regulador de forma voluntaria. Según Lauderdale, la transparencia es esencial para generar confianza, y su empresa ha compartido cada paso del proceso con las autoridades correspondientes.

¿Qué puede venir después?

La experiencia de Diablo Canyon podría convertirse en un modelo para otras instalaciones nucleares en Estados Unidos y en el mundo. Atomic Canyon ya está en conversaciones con otras entidades del sector energético y con desarrolladores de reactores modulares, una tecnología emergente que busca hacer la energía nuclear más flexible y segura.

El propio Lauderdale cree que su software también podría ser útil durante el proceso de desmantelamiento de plantas nucleares, como el que está previsto para Diablo Canyon a partir de 2029, salvo que se decida extender su vida útil.

El camino hacia una automatización más profunda en este tipo de infraestructuras aún parece lejano, pero el debate ya está en marcha. Lo importante será establecer con claridad cuáles son los límites y cómo garantizar que el uso de IA beneficie sin poner en riesgo la seguridad o los empleos.

Como dijo el senador John Laird, uno de los representantes del área: “El avance tecnológico debe equilibrarse con la seguridad pública, la protección ambiental y una supervisión regulatoria efectiva”.