En los últimos años, la relación entre Microsoft y OpenAI ha sido un punto clave en el avance de la inteligencia artificial (IA). Sin embargo, a medida que ambas compañías continúan creciendo y expandiendo sus horizontes, la colaboración que en su día parecía imbatible ahora enfrenta desafíos significativos. Todo comenzó como una alianza prometedora, donde Microsoft aportaba su infraestructura y OpenAI sus innovaciones en modelos de lenguaje, pero la situación ha tomado un giro inesperado, y se empiezan a ver las fisuras.
El origen del conflicto: cuando la cooperación deja de ser suficiente
OpenAI ha dependido durante mucho tiempo de la infraestructura en la nube de Microsoft para entrenar y ejecutar sus modelos de IA a gran escala. Esto le permitió a Microsoft aprovechar las innovaciones de OpenAI en sus propios productos, como los copilotos de Microsoft 365, que no son más que versiones personalizadas de ChatGPT. Sin embargo, según informes recientes, el modelo de negocio que una vez funcionó bien, ahora está bajo presión.
En los últimos meses, OpenAI ha expresado su descontento con los recursos que Microsoft le proporciona, principalmente en términos de capacidad de cómputo. Algunos empleados de OpenAI han señalado que Microsoft no está ofreciendo suficientes CPUs y GPUs, lo que podría retrasar el desarrollo de una inteligencia artificial general (AGI), algo en lo que OpenAI ha puesto un foco especial. Este tipo de quejas internas son un síntoma de un malestar mayor: la idea de que OpenAI ya no puede depender de Microsoft para seguir innovando al ritmo que desearía.
Microsoft mueve ficha: nuevos planes para su independencia
Ante esta situación, Microsoft no ha permanecido inmóvil. La compra de Inflection, una empresa de IA cofundada por Mustafa Suleyman, por 650 millones de dólares, es una clara señal de que Microsoft no quiere depender únicamente de OpenAI para sus soluciones de IA en el futuro. Este movimiento ha generado tensiones entre los equipos, e incluso reportes de enfrentamientos verbales en reuniones entre altos cargos de ambas empresas. Mustafa Suleyman, ahora en Microsoft, ha criticado abiertamente la velocidad con la que OpenAI entrega sus nuevas tecnologías, lo que ha añadido combustible al fuego.
Además, Microsoft ya está desarrollando sus propios modelos de IA, buscando menos dependencia de OpenAI en el largo plazo. No sería extraño que en unos años, Microsoft avance con su propia versión de herramientas de IA, alejándose de la estructura actual con OpenAI.
OpenAI también busca alternativas
OpenAI, por su parte, no se ha quedado de brazos cruzados. En junio de 2024, Microsoft permitió que OpenAI usara otras plataformas de infraestructura en la nube, lo que llevó a OpenAI a firmar un acuerdo multimillonario con Oracle para acceder a su capacidad de cómputo. Este acuerdo, valorado en 10.000 millones de dólares, tiene como objetivo asegurar que OpenAI tenga suficientes recursos para seguir desarrollando sus innovaciones sin depender exclusivamente de Microsoft.
Otro punto clave en la estrategia de OpenAI ha sido buscar nuevas inversiones. En este sentido, NVIDIA y MGX, una firma de inversión de los Emiratos Árabes Unidos, han sido mencionados como nuevos socios estratégicos. Estos movimientos no solo están diseñados para asegurar el flujo de fondos, sino también para crear una red de apoyo que permita a OpenAI avanzar en su objetivo de crear centros de datos globales.
¿Rivales o aliados? La línea cada vez más fina
Lo que empezó como una relación simbiótica se está convirtiendo rápidamente en una competencia directa. Mientras Microsoft busca desarrollar su independencia tecnológica, OpenAI sigue buscando expandir su presencia y asegurarse de que tiene suficiente capacidad de cómputo para seguir innovando. Uno de los puntos más intrigantes en este escenario es la cláusula en el acuerdo de OpenAI y Microsoft que estipula que si OpenAI crea una AGI, Microsoft perderá el acceso a esa tecnología. Esto refleja el nivel de desconfianza entre ambas partes, asegurando que, si se logra un avance tan significativo, Microsoft no lo pueda usar indiscriminadamente.
Este tipo de cláusulas deja claro que la relación tiene sus límites, y que ambos actores están preparando sus planes B ante una posible ruptura total.
¿Qué pasará en el futuro?
En mi opinión, la situación entre Microsoft y OpenAI es una señal clara de cómo las alianzas en el mundo tecnológico pueden volverse tensas rápidamente cuando hay tanto en juego. Si bien ambas compañías aún colaboran estrechamente, la búsqueda de independencia de Microsoft y las nuevas asociaciones de OpenAI con otras empresas son indicios de que esta relación tiene fecha de caducidad.
No obstante, por ahora, ambas partes seguirán aprovechando lo que queda de su acuerdo. Los usuarios y desarrolladores siguen beneficiándose de los avances en IA, como la nueva versión de GPT-4 Turbo y la disponibilidad en Azure de otros modelos como DALL-E 3 y Whisper 3. Sin embargo, no sería sorprendente ver un distanciamiento más claro en los próximos años, especialmente si Microsoft logra consolidar sus propias soluciones de IA y OpenAI sigue explorando nuevas alianzas y acuerdos fuera del ecosistema de Microsoft.
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