Mientras el mundo científico-tecnológico se prepara para ejecutar futuras misiones a la Luna y a Marte, los astronautas estarán felices de escuchar de los investigadores que un «alimento de confort» no está fuera de su alcance, incluso en el espacio: patatas fritas.
No se trata de una recomendación saludable, pero si se consume con moderación, esta posibilidad podría influir en el ánimo de quienes se embarcan en esta clase de misiones, al abrir un espacio para darse un pequeño gusto.
Cocina espacial: un tema complejo y fascinante
La ESA ha estado apoyando la investigación en métodos de cocina frita en microgravedad para terminar de comprender su funcionamiento, tanto en la Tierra como en el espacio. Aunque freír patatas se hace en todas partes del mundo, implica una física compleja y química, y en el espacio todo se vuelve más complicado. No era algo seguro que la fritura funcionaría sin gravedad. Sin flotabilidad tirando hacia arriba, las burbujas podrían pegarse a la superficie de una patata, protegiendo la patata en una capa de vapor que los investigadores pensaron que podría dejarla poco cocida e indeseable.
Cualquier chef bien preparado podría confirmar que la física y la química detrás de la comida es un tema complejo y fascinante, que trasciende a otras disciplinas científicas, según afirma el profesor Thodoris Karapantsios de la Universidad Aristólato de Salónica, y miembro del equipo de investigación detrás de esta iniciativa.
Experimentando con fritura en microgravedad
Para estudiar cómo la microgravedad influye en las técnicas de cocina como la fritura, se diseñó un nuevo aparato experimental tipo carrusel que también estuvo seguro, al tiempo que opera en ingravidez. Los experimentos se llevaron a cabo en dos campañas de vuelo parabólicas de la ESA, por las que un avión vuela en arcos repetidos para recrear breves momentos de ingravidez.
El experimento filmó el proceso de freír con una cámara de alta velocidad y alta resolución para capturar la dinámica de la burbuja, como la tasa de crecimiento, el tamaño y la distribución, así como la velocidad de escape de la patata, la velocidad de las burbujas y la dirección de los viajes en el aceite. El experimento midió la temperatura del aceite hirviendo, así como las temperaturas dentro de la patata.
Desafíos y soluciones en la cocina espacial
El hardware del experimento está automatizado y cerrado por seguridad. Mantiene una presión constante dentro de la cámara de fritura para evitar fugas, evitar que el aceite se desplome y para usar menos energía en la calefacción.
Los investigadores de la Universidad de Salónica, Grecia, descubrieron que poco después de que la patata se agregara al aceite en condiciones de baja gravedad, las burbujas de vapor se desprendían fácilmente de la superficie de la patata de manera similar a la Tierra. Si bien se necesita más investigación para afinar algunos parámetros, sí indica que los astronautas podrán tener algo más que comida rehidratada en el menú mientras exploran nuevos mundos.
Implicaciones y avances futuros
Aparte de la nutrición y la comodidad, estudiar el proceso de freír en el espacio también podría conducir a avances en varios campos, desde la ebullición tradicional hasta la producción de hidrógeno a partir de energía solar en microgravedad, concluye John Lioumbas del equipo.
El artículo científico con los detalles de este experimento fue publicado en la revista Food Research International.