Es conocido el momento difícil que atraviesa Firefox. Durante los últimos años, ha perdido progresivamente usuarios frente a navegadores basados en Chromium, como Edge o el mismo Chrome.
Para robustecer su propuesta, el navegador de Mozilla ahora tiene integrado un traductor que no depende del procesamiento en la nube de las solicitudes para hacer su trabajo, sino que realiza el proceso basado en el aprendizaje automático directamente en el ordenador.
Firefox ahora tiene un traductor offline
La herramienta de traducción, llamada Firefox Translations, se puede integrar al navegador mediante la instalación de una extensión en el navegador. Para su primer uso con cada idioma, requerirá descargar algunos recursos.
A diferencia de lo que ofrecen los traductores de Google y Microsoft, integrados en los navegadores desarrollados por estas compañías, el trabajo de traducción real lo realiza localmente el ordenador y no en los clústeres de GPU de distantes centros de datos, donde se implementarían modelos de lenguaje muy extensos para traducir la consulta de un usuario.
La traducción fuera de línea no tiene como principal propósito la realización de esta tarea sin Internet, que eventualmente resultaría útil en casos muy puntuales. Más bien, lo que se busca es reducir la dependencia sobre los proveedores de servicios basados en la nube, por razones de privacidad.
Esta iniciativa surge como resultado del Proyecto Bergamot, financiado con fondos de la UE, en el que Mozilla colaboró con varias universidades para el desarrollo de un conjunto de herramientas de aprendizaje automático, que harían posible la traducción sin conexión.
Mientras las herramientas basadas en la nube de uso común para estos fines, por lo general son precisas y rápidas, las traducciones de Firefox son algo más rústicas, pero funcionales, compliendo el principal propósito de hacer entendible un texto.
Una diferencia notable con respecto a los servicios competidores es la oferta de idiomas. Google Translate admite más de cien y Firefox Translations apenas soporta una docena: español, búlgaro, checo, estonio, alemán, islandés, italiano, noruego bokmal y nynorsk, persa, portugués y ruso.
Aunque su alcance es menor, no deja de ser un primer paso significativo, con una propuesta que funciona bajo un paradigma diferente, al margen de las lógicas comerciales de su competencia.