Cuando Google empezó con el proyecto de los coches autónomos, lo hizo con un prototipo que llamó la atención en todo el mundo.
El coche, pequeño y redondo, se llamaba «Firefly», y Waymo, la empresa que nació del proyecto dentro de Alphabet, mantuvo su nombre durante mucho tiempo, hasta hoy.
El diseñador industrial líder de Waymo, YooJung Ahn, y el ingeniero de sistemas líder Jaime Waydo, han indicado que nunca crearon ese coche para producirlo en masa y sí para realizar las pruebas de los sensores necesarios para un proyecto de este tipo. Fue diseñado en 2013, y hoy dejará de aparecer por las calles.
Firefly solo podía llegar a 40 km/h, ideal para realizar pruebas, pero insuficiente para el día a día. Solo se habían construido 50 coches de este tipo, capaces de realizar millones de pruebas, pero nunca superaron ese número ni se tenía la idea de lanzarlo alguna vez al mercado.
Será carne de museo, de hecho ya tendremos uno en el Museo de Historia de la Computación en Mountain View, California, y en el Museo del Diseño en Londres, según indican en TC.
La idea ahora es aprovechar todos los datos generados por Firefly para crear una flota mayor, y más comercial, de los coches. Ya están probando con 600 Minivans Chrysler Pacifica, que pueden ir a velocidades normales, y los que viven en el área metropolitana de Phoenix, Arizona, puede unirse al Programa Early Rider de Waymo para usar estos vehículos en zonas limitadas.