Crowdsourcing, el poder de la multitud

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Crowdsourcing, posiblemente el gran cambio que ha supuesto dentro del gran cambio y valga la redundancia- la irrupción de Internet, las nuevas tecnologí­as y los medios sociales, innovaciones que solo están a la altura del dominio del fuego, la invención de la rueda y Gutemberg, con su imprenta de tipos móviles, por la revolución y gran salto que han supuesto para el desarrollo del conocimiento y evolución como civilización y especie planetaria.

El Crowdsourcing representa en sí­ mismo la gran esencia del cambio de modelo y paradigma de la comunicación, acto que subyace en todas las actividades que trascienden “la esfera del yo” como se podrí­a definir en términos de la psicologí­a, el Crowdsourcing se basa en la opinión y ayuda del “otro”, de “los otros”, de la comunidad, los amigos, los clientes; en una suerte de cadena de colaboración entre personas, la base del éxito de Needish; un portal en Internet en que la gente expone sus necesidades, de todo tipo, a los usuarios, para generar ayudas, respuestas, ofertas, recomendaciones y todo tipo de información asociada a la solicitud.

Crowdsourcing es el término en sí­ mismo, ya que se trata de una genialidad de la lengua inglesa que en una sola palabra resume todo su sentido y sin un término homólogo en español. Podemos traducir “outsourcing” como externalización, pero referirse al crowdsourcing como “tercerización masiva” o «subcontratación voluntaria» no refleja en absoluto la potencia que encierra la palabra.

Como decí­a antes, el crowdsourcing representa la esencia del cambio de modelo comunicacional y a partir del cual se modifican todos los esquemas comunicacionales, salvo las relaciones cara a cara, especialmente en la red y a partir de la revolución que supuso la web 2.0 y que ha potenciado en el entorno de la red móvil, con usuarios localizados y conectados de forma permanente.

Y qué decir de las relaciones con los clientes, el CRM de toda la vida que rápidamente se ha adaptado y busca su mutación al CRM Social en un entorno abierto, de conversaciones cara a cara y con el poder del usuario ante la red y su propia red a la hora de alabar o deshonrar, construyendo o lapidando reputaciones online; especialmente cuando el Crowdsourcing se convierte, tal y como indica Jeff Howe un estudioso del fenómeno, en una “fuerza creativa de destrucción” , cuyos efectos pueden ser devastadores.

Obviamente los paradigmas del marketing, la publicidad, las comunicaciones corporativas y el branding de todo tipo cobran nuevos sentidos mientras se van creando nuevos canales basados en la creatividad del mensaje emitido, buscando la asociación, participación e idealmente la evangelización e identificación usuario (antes conocido como consumidor)/marca.

Los motivos a estos niveles de mensajes pueden tener múltiples sentidos y propósitos; desde la venta como principal objetivo, hasta la resolución de problemas, crisis de reputación, búsqueda de nuevos nichos de mercado, opiniones de productos, conocimiento de los usuarios; en fin, el crowdsourcing basa su gran potencia en la participación de las personas y en la creatividad del mensaje, que es finalmente lo que provoca el enganche.

Evidentemente no podemos olvidar el poder del crowdsourcing, especialmente en las redes sociales y su poder de convocatoria, en las movilizaciones que agitan por estos dí­as gran parte del planeta, en el que el poder de las masas se pone no al servicio, sino que se identifica con causas y situaciones polí­ticas y de contingencia económica especialmente.

No podemos olvidar los modelos de creación participativa, en la que múltiples autores ven modificando una propuesta original, para dar forma final a un trabajo colectivo, como es el caso de Wikipedia o los modelos en que marcas y compañí­as basan nuevas campañas, propuestas creativas o información, en la participación de los usuarios, estableciendo nuevos cí­rculos virtuosos en que las necesidades “comerciales” son satisfechas por los propios usuarios de la marca, creando así­ una relación mucho más estrecha, cercana y positiva.

“El medio es el mensaje” decí­a Mc Luhan allá por el siglo XX, quizás atisbando la revolución que comenzaba a gestarse al ritmo del desarrollo tecnológico y, lo cierto, es que el medio social se ha convertido en una fuente inagotable de información y conocimientos, que utilizados de forma positiva y organizada, puede generar resultados e impacto de forma que nunca antes hayamos visto en la historia de la humanidad.

Os dejo esta interesante infografí­a creada por 99 Designs y parte del portal www.crowdspring.com, una iniciativa que promueve el crowdsourcing en el área del diseño. En ella se exponen distintos casos en que marcas y compañí­as han utilizado el crowdsourcing para diversos objetivos. Especialmente interesante es el ciclo de los 7 pasos para resolver un problema corporativo a través de la participación de los usuarios:

1.- Tenemos un problema
2.- Lo hacemos público comunicándolo a nuestra comunidad y a la red
3.- Solicitamos “ayuda” y “soluciones”
4.- La comunidad y la red nos enví­an sus sugerencias y aportes
5.- Premiamos la solución o respuesta más adecuada a nuestra necesidad y a su o sus creadores.
6.- Hacemos nuestra la solución
7.- Obtenemos beneficios a la vez que construimos comunidad, reputación y marca

¿Alguien se anima y aporta algún paso o variante a este esquema de relaciones win/win?… al fin y al cabo hablamos de crowdsourcing.

 

Un comentario en “Crowdsourcing, el poder de la multitud

  1. Muy interesante el artí­culo, aunque pienso sin embargo que el crowdsourcing tiene en si mismo una falencia ya que los seres humanos en su inmensa mayorí­a no somos partí­cipes de dar soluciones a los problemas de los demás, sobretodo cuando esa solución que ofrecemos llenará de dinero al que la necesita y quien la ha aportado (la solución) escasamente recibirá un «muchas gracias» como contraprestación. Todo esto motivado por algo que se llama ego y que es inherente a todos los seres humanos. Queremos ser destacados, llamar la atención, ser los mejores y entonces… podremos acaso superar esos lí­mites para darle al otro la solución que «yo» conozco y «él» no conoce ?. Creo que nos falta un poco para llegar a un completo éxito de este modelo de comunicación.

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