Imaginad un pequeño robot que se pueda poner dentro de una cápsula para que una persona pueda tragarlo fácilmente. Una vez en el estómago, el robot se desdoblaría, como si fuera una obra de origami, y se controlaría remotamente para realizar tareas de varios tipos.
Eso es en lo que han estado trabajando entre el MIT, la Universidad de Sheffield, y el Instituto de Tecnología de Tokio, un pequeño robot de origami que pueden desplegarse desde dentro de una píldora, dirigido por campos magnéticos externos para que pueda arrastrarse a través de la pared del estómago para extraer objetos (pilas tragadas que se quedan pegadas en la pared del estómago, por ejemplo, un caso bastante típico) o incluso para tapar heridas.
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