¡Vaya sorpresa nos ha dado Ferrari! La noticia de que esta icónica marca de coches de lujo ha decidido añadir Dogecoin a su lista de criptomonedas aceptadas para pagos ha sido como un golpe de nitro en la carrera de las criptomonedas. Imagínate, ahora podrías comprarte un flamante Ferrari no solo con Bitcoin o Ether, sino con Dogecoin, esa criptomoneda que empezó como una broma. Sí, has leído bien, la misma que tiene como mascota a un perro Shiba Inu.
DogeCoin nació casi como una broma, pero está recibiendo mucha atención durante las últimas semanas desde que Elon Musk hace mención a ella en su cuenta de Twitter.
Con un meme como logo, Dogecoin tiene ya varios años, nació a finales de 2013 de manos de un ex-ingeniero de IBM, Billy Markus, quien recibió ayuda de Jackson Palmer, profesional de marketing de Adobe Systems. Continúa leyendo «Cómo comprar DogeCoin y hacer caso a Elon Musk»
Empezó como una broma y se convirtió en una nueva moneda virtual con bastantes seguidores. El Dogecoin (dogecoin.com) es conocido por la carita de perro manso en sus «monedas», un proyecto que nació como una moneda de código libre y que ganó mucha popularidad en reddit, apareciendo en algunos documentos oficiales del gobierno indio en la sección de «evitemos este tipo de monedas».
El caso es que al mismo tiempo que gana la atención de inversores y adictos a la aventura financiera, también gana la atención de aquéllos que acostumbran a robar, y así ha sido. La víctima es Dogewallet (dogewallet.com), un monedero de este tipo de monedas que ha visto como 21 millones de dogecoins han desaparecido de su base de datos, sumando un total de 13.000 dólares.
Mientras los robados se quejan en el foro doges.org, Dogewallet informa que devolverá el dinero a los afectados, aunque de momento ha cerrado sus puertas para evitar pérdidas mayores con posibles nuevos ataques.
Los dogecoins son más fáciles de minar (ya se ha minado el 14% de los previstos) y, aunque el valor es mucho menos que el de los bitcoins, está creciendo bastante durante las últimas semanas, aunque parece que nadie se libra de los criptoladrones.