La inteligencia artificial (IA) ha alcanzado un nivel de sofisticación que nos hace olvidar que, en el fondo, sigue siendo una herramienta matemática. Nos habla con fluidez, responde con aparente empatía, incluso se atreve a escribir poesía o a darnos consejos sobre la vida. Pero lo que vemos es un disfraz: detrás del telón no hay emociones, ni consciencia, ni entendimiento humano.
Imagina un loro digital que ha memorizado millones de conversaciones. Puede repetir lo que oye, incluso reorganizarlo con elegancia. Eso es, en esencia, lo que hace la IA actual. La IA generativa como ChatGPT o Claude no piensa, no siente, no comprende. Solo calcula. Continúa leyendo «Por qué la inteligencia artificial no es tan inteligente como creemos»