Imagina un robot del tamaño de una abeja capaz de posarse con precisión sobre una flor, como si fuera un insecto más del ecosistema. Puede sonar a ciencia ficción, pero es exactamente el objetivo del RoboBee, un microrrobot desarrollado por el equipo de la Universidad de Harvard. Y aunque parecía un sueño lejano por años, un nuevo avance lo ha acercado un poco más a su potencial en el mundo real: ahora ya puede aterrizar sin caerse ni romperse.
Hasta hace poco, el RoboBee solo sabía volar… y estrellarse. Para aterrizar, literalmente lo apagaban antes de tocar el suelo con la esperanza de que cayera de pie. No era muy eficaz ni seguro, y mucho menos viable para tareas delicadas como polinización o vigilancia ambiental. Pero ahora, gracias a un diseño inspirado en la naturaleza —específicamente en los zancudos conocidos como «crane flies»—, el pequeño robot ha aprendido a aterrizar suavemente, sin tambalearse, sin romperse y sin dejar su misión a medias. Continúa leyendo «RoboBee: el diminuto robot volador de Harvard que ya puede aterrizar sin estrellarse»