Android refuerza la seguridad contra estafas telefónicas en EE.UU. con una nueva función inteligente

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Android ha dado un paso importante para proteger a sus usuarios frente a un tipo de fraude que ha ido en aumento: las estafas durante llamadas telefónicas en las que se comparten pantallas. Esta técnica, muy utilizada por estafadores que se hacen pasar por agentes bancarios o representantes de empresas, ha demostrado ser especialmente efectiva por su capacidad para manipular emocionalmente a las víctimas.

La solución de Google, que debutó en el Reino Unido como prueba piloto, ahora se extiende a los usuarios de Android en Estados Unidos. Su funcionamiento es tan sencillo como ingenioso: cuando un usuario está en una llamada con un número que no está guardado en su lista de contactos y abre una aplicación financiera mientras comparte la pantalla, el sistema despliega una alerta automática que advierte sobre una posible estafa en curso.

Una pausa obligada que rompe el hechizo

El elemento clave de esta función es un bloqueo temporal de 30 segundos, diseñado para interrumpir el flujo emocional de la estafa. Google lo define como una forma de «romper el hechizo» del engaño por ingeniería social, una técnica que juega con los miedos y la urgencia de la víctima para lograr que realice acciones precipitadas, como transferencias de dinero o compartir contraseñas.

Durante esos 30 segundos, el sistema no solo advierte al usuario, sino que le proporciona consejos para evitar ser estafado y le sugiere considerar si debe colgar la llamada. Esta intervención, aunque breve, puede marcar una gran diferencia en la toma de decisiones de la persona afectada. Es como tener a un amigo sensato que te detiene justo antes de tomar una decisión impulsiva.

Una solución que mezcla tecnología y psicología

Este enfoque combina elementos técnicos y psicológicos. Por un lado, el sistema reconoce patrones sospechosos de comportamiento: un usuario que comparte pantalla, en llamada con un desconocido y abriendo una app financiera, es una combinación de riesgo. Por otro, el componente humano está presente al generar una pausa que permite al usuario reflexionar y recuperar el control.

Google está apostando por un tipo de seguridad proactiva, que no se limita a bloquear accesos o requerir contraseñas, sino que actúa en tiempo real y se adapta a las situaciones de riesgo. Este tipo de tecnología contextual marca una diferencia importante respecto a los métodos tradicionales de protección.

Por qué es necesario este tipo de protección

Las estafas telefónicas con pantalla compartida han crecido de forma preocupante, especialmente entre personas mayores o usuarios con menos conocimientos digitales. El estafador puede convencer a la víctima de que necesita «ver su pantalla» para ayudarle con un problema urgente, y a partir de allí guiarla para que realice operaciones financieras o instale software malicioso.

En muchos casos, el lenguaje utilizado por los delincuentes es alarmista, con frases como «su cuenta está en peligro» o «necesitamos verificar una transacción sospechosa». Todo se estructura para crear una sensación de urgencia que desactiva la capacidad crítica del usuario. Ahí es donde la intervención de Android puede cortar el ciclo antes de que sea demasiado tarde.

Lo que se viene: más países y más tipos de alerta

Aunque por ahora esta funcionalidad se limita a EE.UU. y al Reino Unido, Google ha indicado que podría ampliarse a más regiones. Esta expansión dependerá de los resultados obtenidos y de la adaptación del sistema a distintos mercados y comportamientos de uso. Además, es posible que la tecnología se extienda a otros tipos de aplicaciones sensibles, como las relacionadas con salud, gestión de contraseñas o mensajería cifrada.

Este tipo de iniciativas se suma a un creciente enfoque en el diseño de funciones de seguridad centradas en el usuario, donde la tecnología no solo protege datos, sino también acompaña decisiones. En un ecosistema digital cada vez más complejo, donde las amenazas no siempre son evidentes, tener mecanismos que actúan como una segunda opinión puede marcar la diferencia.