Desde que ChatGPT está en el mundo, el contenido en Internet se ha multiplicado. Artículos sin salsa con títulos SEO en busca de aparecer en primera posición cuando alguien busca recetas o planea viajes a Grecia.
Google inicialmente dijo que no le importaba si el contenido de un artículo era de IA o de humano, que lo que le importaba era que fuera de buena calidad, y eso ha abierto las puertas a un mundo digital lleno de spam con contenido reciclado que, además, sirve para entrenar a los sistemas que siguen generando contenido, como si los primos se casan con los primos para seguir teniendo hijos con un DNA sin mucho cambio (spolier, acaba mal).
El caso es que cada vez me encuentro con más herramientas que ofrecen crear contenido de forma automática «optimizado para SEO«, y la gente cae en la trampa, sigue con el tema, le da igual que Google cambie los algoritmos o penalice la falta de originalidad… el spam sigue creciendo.
La aplicación de este tipo de aplicaciones en la generación de contenido web ha encendido un debate sobre la calidad y autenticidad del contenido en Internet. Herramientas como Sebora.ai , por ejemplo, que prometen revolucionar la creación de contenido para blogs y sitios web, ofrecen artículos generados por IA con optimización SEO, imágenes relevantes y la capacidad de eludir detectores de contenido no humano. A primera vista, estos servicios parecen ser una panacea para propietarios de sitios web y especialistas en marketing digital. No obstante, es crucial analizar el impacto más profundo de su uso en el ecosistema digital.
La inundación de contenido generado por IA
El atractivo de las herramientas de generación de contenido basadas en IA radica en su promesa de eficiencia y efectividad. Con planes que varían desde opciones gratuitas hasta paquetes empresariales de hasta $89 al mes (con 89 dólares al mes ofrecen 50 artículos, a menos de 2 dólares por artículo, aunque no sea más que un conjunto de lapabras vomitadas), estas herramientas prometen una producción de contenido prácticamente ilimitada, optimizada para SEO y adaptada a múltiples idiomas. Sin embargo, este flujo constante de contenido plantea una pregunta fundamental: ¿a qué costo viene esta eficiencia?
La proliferación de contenido generado automáticamente corre el riesgo de inundar Internet con material que, aunque técnicamente competente, carece de la profundidad, creatividad y empatía que solo los seres humanos pueden ofrecer. Este tipo de contenido, diseñado principalmente para satisfacer algoritmos en lugar de a seres humanos reales, puede disminuir la calidad general del contenido en línea, haciendo más difícil para los usuarios encontrar información valiosa y relevante. De hecho, nunca ofrecerán novedades, porque el contenido en cuestión siempre estará basado en cosas que ya fueron escritas alguna vez.
Google y la lucha contra el spam de IA
Google, el gigante de los motores de búsqueda, ha sido claro en su posición contra el contenido de baja calidad y spam. La compañía ha implementado algoritmos sofisticados destinados a penalizar sitios que abusan de técnicas de optimización de motores de búsqueda (SEO) y promueven contenido generado automáticamente sin aportar valor real a los usuarios. Aunque herramientas de este tipo afirman poder «eludir la detección de contenido de IA», la carrera entre la creación de contenido generado por IA y los algoritmos diseñados para identificar y castigar dicho contenido es continua. Google se esfuerza constantemente por mejorar sus algoritmos para priorizar contenido auténtico y de alta calidad, lo que significa que las estrategias que dependen demasiado de la generación automatizada de contenido enfrentan un futuro incierto.
El problema es que Google no es perfecto, y acaban pecando justos por pecadores.
Más allá de las implicaciones técnicas y los desafíos de SEO, la creación de contenido es fundamentalmente un medio de comunicación humana. Las historias, experiencias y emociones compartidas a través del contenido conectan a las personas de maneras que la IA, por muy avanzada que sea, no puede replicar completamente. La autenticidad y la conexión genuina que proviene de contenido creado por seres humanos tiene un valor incalculable, fomentando la confianza y la lealtad entre los lectores y las marcas.
Lógicamente, no es lo mismo escribir en un blog de tecnología sobre cosas relativamente objetivas que escribir sobre experiencias de viaje, pero siempre tiene que existir la sensación de que hay alguien humano por detrás.