Cada semana, respiramos una cantidad de microplásticos que equivale al peso de una tarjeta de crédito. Sí, lo has leído bien. Estos diminutos invasores están en todas partes: en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, en los alimentos que ingerimos y, según se ha descubierto recientemente, incluso en nuestras venas.
¿Qué son los Microplásticos?
Para quienes no estén familiarizados con el término, los microplásticos son diminutos fragmentos de plástico, menores a 5mm, que resultan de la degradación de productos plásticos más grandes. Lamentablemente, se han convertido en una de las formas más omnipresentes de contaminación en el mundo actual.
Los Microplásticos en nuestro cuerpo
El equipo de investigación liderado por Mohammad Islam, de la Universidad de Tecnología de Sídney, descubrió que estos microplásticos son inhalados y pueden llegar a alojarse en nuestras vías respiratorias superiores, principalmente en la cavidad nasal o en la parte posterior de la garganta. Este hallazgo se obtuvo mediante un modelo de dinámica de fluidos computacional, una herramienta que simula cómo los fluidos (en este caso, los microplásticos) se mueven y se comportan en distintas condiciones.
Factores de depósito de microplásticos
Los factores como la velocidad del flujo de aire, la inercia de las partículas y la anatomía asimétrica de nuestras vías aéreas influyen en la cantidad y ubicación de los microplásticos que se depositan. De hecho, descubrieron que un flujo de aire más rápido tiende a reducir la cantidad de microplásticos depositados.
Origen de los microplásticos
El incremento en la producción de microplásticos es alarmante. Se desprenden de la degradación de todo tipo de productos plásticos, desde grandes procesos industriales hasta artículos de consumo diario. La industria de la moda, con su creciente producción de ropa sintética de bajo costo, es una de las fuentes más significativas de estas micropartículas.
Impacto en la salud
Aunque los microplásticos no son inmediatamente tóxicos, hay preocupaciones sobre sus efectos a largo plazo. Se acumulan en nuestros cuerpos y tienen la capacidad de transportar elementos potencialmente perjudiciales, como bacterias resistentes a los antibióticos, virus y moléculas tóxicas como retardantes de llama y ftalatos.
Comprender dónde exactamente estos microplásticos se depositan en nuestros cuerpos es un primer paso crucial para determinar qué daño pueden estar causando. Es un llamado a la conciencia para reconsiderar nuestra dependencia del plástico y buscar soluciones más sostenibles y menos dañinas para nuestro ecosistema y nuestra salud.
Más información en Physics of Fluids.