Tras años de meticuloso desarrollo, ingenieros del Laboratorio de Biomecatrónica de Stanford, crearon un exoesqueleto similar a una bota, que aumenta la velocidad al caminar y reduce el esfuerzo de quien lo porte.
El ejemplar presentado, es el primero de esta categoría desarrollado por el equipo sin atadura alguna, para ser utilizado libremente fuera de un laboratorio.
Un exoesqueleto para asistir caminatas de personas con movilidad reducida
“Este exoesqueleto personaliza la asistencia mientras las personas caminan normalmente por el mundo real”, dijo Steve Collins, profesor asociado de ingeniería mecánica que dirige el Laboratorio de Biomecatrónica de Stanford. “Y resultó en mejoras excepcionales en la velocidad al caminar y la economía de energía”, agregó.
Esta bota robótica tiene un motor que se apoya en los músculos de la pantorrilla para dar al usuario un impulso extra con cada paso. A diferencia de otros exoesqueletos, este impulso se personaliza gracias a un modelo basado en aprendizaje automático, que fue entrenado a través de años de trabajo con emuladores.
El propósito de este instrumento es ayudar a las personas con problemas de movilidad, puntualmente a las personas mayores, a moverse por el mundo con mayor autonomía. Con este último desarrollo, el equipo de investigación cree que la tecnología está lista para su comercialización en los próximos años.
“En una caminadora, nuestro dispositivo proporciona el doble de ahorro de energía que los exoesqueletos anteriores”, dijo Patrick Slade, quien trabajó en el exoesqueleto como estudiante de doctorado. “En el mundo real, esto se traduce en importantes ahorros de energía y mejoras en la velocidad al caminar”, agregó el becario posdoctoral en Stanford.
Ava Lakmazaheri, una estudiante graduada en el Laboratorio de Biomecatrónica que usó el exoesqueleto en las pruebas (como se ve en la imagen adjunta a esta nota), señaló que los primeros instantes portando esta bota robótica son de acondicionamiento. “Pero, sinceramente, dentro de los primeros 15 minutos de caminata, comienza a sentirse bastante natural. Caminar con los exoesqueletos literalmente se siente como si tuvieras un resorte extra en tu paso. Realmente hace que el siguiente paso sea mucho más fácil”, agregó.
Al usar el exoesqueleto por primera vez, los movimientos de su portador proporcionan un patrón de asistencia ligeramente diferente al de otras personas, en función de los pasos dados. Al medir el movimiento resultante, el sistema de IA integrado se encarga de definir cómo ayudar a la persona para que camine mejor la próxima vez. Según afirman los investigadores, se necesita solo una hora de caminata para que el exoesqueleto se entrene y se adapte a las particularidades de un nuevo usuario.
Durante las pruebas ejecutadas, los investigadores encontraron que su exoesqueleto superó sus expectativas, pues el ahorro de energía y el aumento de velocidad fueron equivalentes a “quitarse una mochila de 30 libras”. «En comparaciones directas en una cinta de correr, nuestro exoesqueleto proporciona aproximadamente el doble de reducción de esfuerzo que los dispositivos anteriores», dijo Collins.
“Hemos estado trabajando para lograr este objetivo durante aproximadamente 20 años y, sinceramente, estoy un poco sorprendido de que finalmente hayamos podido lograrlo”, comentó Steve Collins. “Realmente creo que esta tecnología va a ayudar a mucha gente”, señaló el científico sobre este proyecto que continuará centrando los esfuerzos de su desarrollo en un grupo demográfico específico: los adultos mayores y las personas que padezcan de una disminución de su movilidad a causa de una discapacidad.
Entre sus próximas metas, los investigadores de esta iniciativa planean diseñar variaciones que mejoren el equilibrio y reduzcan el dolor en las articulaciones, así como también comenzar a involucrarse con socios comerciales, para convertir el dispositivo en un producto disponible para el público.