Una de las razones por la que las grandes compañías prueban el funcionamiento de sus coches autónomos más avanzados en las grandes ciudades y no en otros lugares es que los coches necesitan mapas tridimensionales para poder funcionar. Los mapas en 3D empleados por este tipo de vehículos incluyen información relevante para la conducción, como los bordillos, los carriles y las señales.
El problema es que en caminos remotos puede no existir esta información, lo que impediría el uso del modo autónomo de los vehículos. Al menos, así era hasta el momento, ya que el MIT parece haber encontrado una solución para utilizar vehículos autónomos en este tipo de situaciones. Hablamos acerca de MIT CSAIL, un proyecto que los investigadores habrían puesto en marcha con el objetivo de que un vehículo autónomo pueda encontrar su camino sin ayuda de ningún mapa en 3D.
El grupo de investigadores del que os hablamos habría desarrollado MapLite, un nuevo framework cuyo funcionamiento os explicamos a continuación. En concreto, el sistema obtendría una idea básica de la ubicación del vehículo mediante el GPS. Dicha información sería empleada para ayudarle a llegar al punto más cercano dentro del campo de visión del coche y eventualmente, a su destino final.
Es decir, dividiendo el proceso en múltiples pequeños pasos, el vehículo iría haciendo uso de sus sensores para generar un camino hacia los diferentes puntos locales encontrados dentro del mencionado campo de visión. De esta forma, el coche podría desplazarse hasta su destino sin tener que emplear un mapa en 3D del terreno.
Por supuesto, es importante tener en cuenta que se trata de un proyecto en una fase temprana de su desarrollo, por lo que MapLite aún no es capaz de superar todo tipo de situaciones, como montañas o cambios muy bruscos de elevación. Aun así, se trata de un avance extremadamente útil para mejorar el funcionamiento de los vehículos en entornos rurales y parajes alejados de la ciudad.