Una importante fecha podría ser hoy para el mundo de la exploración espacial pues la NASA planea lanzar al espacio, a bordo de una cápsula Dragon de SpaceX y creada por la compañía Made in Space, la primera impresora 3D. La idea es ponerla al servicio de los tripulantes de la Estación Espacial Internacional sino es que a las tareas que requiera la NASA quien tendría un control absoluto de ella desde la tierra.
¿Y para qué sería útil una impresora 3D en el espacio? Sencillo, si una pieza falla en la EEI, un vehículo espacial o hasta en un satélite, una enorme cantidad de recursos debe ser invertida, eso sin contar con el valioso tiempo ocupado, en una nueva misión que se encargue del transporte de dicha pieza. Pues bien, con una impresora 3D bastaría poner al diferente experto encargado del diseño de las piezas para que enviara la orden de impresión desde la tierra haciendo posible que en cuestión de minutos -u horas dependiendo de la distancia a la tierra- apareciera mágicamente donde es menester ¿Y los astronautas? -Muy bien, gracias- solo tendrían que preocuparse por retirar la pieza terminada e instalarla.
Claro, la impresora no es un modelo cualquiera, es un modelo especializado que utiliza materiales similares al plástico de las fichas de Lego pero que debe enfrentarse a características adversas como la falta de gravedad (¿cómo hacer para que caiga el producto hasta la bandeja de la impresora?) y la temperatura que en ese tipo de ambientes se comporta de manera diferente afectando también el proceso de impresión. En fin, es apenas un primer paso, pero lo más seguro es que marcará el inicio de una completa revolución en la carrera aeroespacial.
¿El futuro? Enviar robots especializados en la impresión 3D para que se instalen en la Luna y en Marte donde empezarían a construir diferentes estructuras a partir de los diferentes materiales orgánicos que allí pueden encontrar, por supuesto, todo el proceso encomendado, controlado y registrado desde la tierra.
Más información: Artículo en The Verge