Las profundidades del Ártico esconden secretos que, hasta hace poco, parecían inalcanzables. Uno de ellos es el misterioso comportamiento de la ballena boreal o ballena de Groenlandia, una especie que vive exclusivamente en el Océano Ártico. Esta ballena, famosa por su longevidad y por sus cantos complejos, está hoy en el centro de un estudio que combina tecnología punta y biología marina para revelar dónde y cómo se reproduce.
Gracias al trabajo del grupo de Acústica Oceánica del Instituto Alfred Wegener (AWI), se ha logrado un avance significativo: identificar posibles zonas de cría de esta especie mediante el análisis automatizado de sonidos submarinos grabados bajo el hielo.
El papel del hielo marino en la vida de las ballenas boreales
Estas ballenas dependen del hielo ártico no solo como refugio contra sus depredadores, como las orcas, sino también como fuente de alimento. Sin embargo, el deshielo progresivo está amenazando ese hábitat esencial. Si el hielo desaparece, no basta con migrar hacia el norte: la disponibilidad de alimento en esas zonas extremas es muy limitada.
Los investigadores querían comprender qué tan importante es el hielo para esta población, especialmente la que habita cerca de Spitsbergen, un archipiélago noruego en el Océano Glacial Ártico. Esta población fue diezmada por la caza comercial, pasando de decenas de miles de ejemplares a apenas unos cientos. A pesar de estar protegida desde la década de 1930, su número no se ha recuperado de forma evidente.
Detección de cantos con inteligencia artificial
Para comprender mejor su distribución y comportamiento, el equipo instaló hidrófonos (micrófonos submarinos) en dos regiones del Estrecho de Fram, que separa Groenlandia de Spitsbergen. Una de estas regiones, al noroeste de Spitsbergen, estaba cubierta de hielo la mayor parte del año. La otra, en la parte oriental del estrecho, permanecía libre de hielo.
Los dispositivos grabaron sonidos durante años. Luego, esos datos se transformaron en espectrogramas, una representación visual del sonido. Fue allí donde entró en juego la inteligencia artificial: un sistema entrenado para reconocer los patrones específicos de los cantos de las ballenas boreales identificó miles de registros. Los expertos luego analizaron manualmente esos datos, prestando especial atención a los cantos detectados entre octubre y abril.
Lo que revelan los cantos sobre la reproducción
Un aspecto fascinante del estudio fue la diversidad de cantos individuales detectados. Al noroeste de Spitsbergen se registraron doce cantos distintos, algunos presentes por días y otros por semanas. El pico de diversidad se dio en febrero, cuando se llegaron a identificar hasta ocho tipos de cantos diferentes.
Esto podría tener dos explicaciones. La primera es que, en febrero, había más individuos presentes en la zona, y por lo tanto, más variedad de cantos. La segunda posibilidad es que algunos machos estaban cantando de forma más compleja para atraer a las hembras, algo similar a lo que ocurre con ciertas aves. En ambos casos, la conexión entre la diversidad de cantos y la reproducción es evidente.
Curiosamente, esta variedad coincidía con el retroceso estacional del hielo. En diciembre, los dispositivos estaban a 200 kilómetros dentro del hielo, mientras que en febrero, el borde del hielo había retrocedido y los equipos estaban justo en el límite entre agua libre y hielo. Esa transición parece ser clave para los comportamientos reproductivos de la especie.
Un contraste marcado: zonas con hielo y zonas sin él
En la región oriental del Estrecho de Fram, donde no hay hielo, también se detectaron llamadas de ballenas boreales, pero no cantos. Es decir, los animales estaban presentes, pero sin las secuencias musicales que se asocian a la cría. Esto refuerza la idea de que esa región podría ser solo un lugar de paso o de comunicación, no un sitio para reproducirse.
Este hallazgo destaca la importancia de conservar las zonas heladas del Ártico. Si desaparecen, las ballenas podrían perder no solo un refugio, sino también su espacio de reproducción.
Sonidos submarinos al alcance de todos
Como parte de su compromiso con la divulgación, el grupo de Acústica Oceánica ha creado el portal OPUS (Open Portal to Underwater Soundscapes), donde cualquier persona puede escuchar grabaciones submarinas del Ártico, la Antártida y otras regiones. Desde los cantos de ballenas hasta los crujidos del hielo, este archivo es una invitación a explorar el mundo sonoro de los océanos.
En este mismo portal, otra investigación publicada en octubre de 2025 reveló que los cantos de la ballena azul austral también varían según la región, funcionando como una especie de «acento» que permite diferenciar poblaciones. Estos marcadores acústicos podrían facilitar el monitoreo de las especies a largo plazo y guiar estrategias de conservación internacionales.
Una herramienta para proteger lo invisible
El uso combinado de inteligencia artificial, acústica submarina y observación de las condiciones del hielo permite comprender mejor a una especie que vive en uno de los entornos más remotos del planeta. Gracias a estos avances, se pueden identificar hábitats críticos y tomar decisiones informadas para su protección.
A medida que el cambio climático redefine el paisaje ártico, conocer cómo y dónde viven las ballenas boreales no es solo una curiosidad científica: es una necesidad urgente si queremos conservar la riqueza biológica del planeta.
