Samsung Electronics acaba de anticipar su mejor trimestre en más de tres años, con un beneficio operativo estimado de 12,1 billones de wones (unos 8.500 millones de dólares) en el periodo julio-septiembre. Esta cifra supera ampliamente los 10,1 billones proyectados por LSEG y representa un crecimiento del 32% respecto al mismo trimestre del año anterior.
Este resultado inesperado no proviene de un golpe de suerte, sino de un factor muy concreto: el auge de la inteligencia artificial ha provocado un aumento de la demanda de chips de memoria tradicionales, precisamente el fuerte histórico de Samsung. En una carrera global por expandir las capacidades de los centros de datos, la necesidad de DRAM y NAND convencionales ha crecido de forma significativa.
Un mercado de chips en transformación
Mientras los fabricantes de semiconductores centraban sus inversiones en chips avanzados para inteligencia artificial, como los HBM (High Bandwidth Memory), dejaron de lado parte de la producción de chips convencionales. Esta decisión estratégica ha generado un desequilibrio en el mercado: la oferta no ha acompañado el crecimiento de la demanda.
Como consecuencia, los precios de los chips DRAM utilizados en servidores, teléfonos y ordenadores han llegado a dispararse un 171,8% en el tercer trimestre en comparación con el año anterior, según datos de TrendForce. Esta subida ha beneficiado directamente a Samsung, que cuenta con una estructura sólida para suministrar ese tipo de componentes.
A pesar de su rezago frente a rivales como SK Hynix en el segmento de chips HBM avanzados, Samsung ha logrado compensar con creces esa desventaja gracias al rendimiento de sus productos tradicionales, cuyo inventario bajo también ha fortalecido su poder de negociación frente a clientes.
La inteligencia artificial impulsa el negocio, aunque no directamente
Uno podría pensar que Samsung se ha beneficiado directamente del auge de chips especializados en inteligencia artificial, como los que Nvidia demanda para sus GPU. Sin embargo, la historia es un poco más matizada. Aunque la empresa surcoreana ha avanzado en el desarrollo de memorias HBM3E de 12 capas y ha iniciado suministros limitados a Nvidia, su volumen de ventas aún no es significativo.
Donde sí ha encontrado una mina de oro es en el soporte a los servidores de propósito general que requieren grandes cantidades de memoria convencional para poder operar en paralelo con servidores más sofisticados dedicados a IA. En otras palabras, mientras unos fabrican los “cerebros” de la IA, Samsung se enfoca en los “músculos” que la sostienen.
Más allá de los chips: otros factores que impulsan los resultados
Otro elemento que ha favorecido estos resultados es la mejora en la unidad de fundición (foundry) de Samsung, dedicada a la producción de chips lógicos. Aunque esta división todavía no compite al mismo nivel que TSMC, la mayor utilización de sus fábricas ha reducido las pérdidas fijas y ha contribuido al beneficio global del trimestre.
Asimismo, la depreciación del won surcoreano ha jugado a favor de la compañía, al hacer que sus ingresos internacionales se traduzcan en más moneda local, elevando el total de ingresos hasta 86 billones de wones, un 8,7% más que el año anterior.
Incentivos para retener talento en tiempos de alta competencia
En un movimiento poco habitual en el sector, Samsung ha anunciado internamente que planea extender su plan de compensación en acciones a todos sus empleados en Corea del Sur durante los próximos tres años. Esta estrategia, hasta ahora reservada a altos ejecutivos, busca mantener el compromiso y la fidelidad del talento en una industria cada vez más competitiva, donde empresas como Nvidia y fabricantes de chips emergentes están constantemente en busca de ingenieros cualificados.
Perspectivas y riesgos en el horizonte
Aunque las cifras son positivas, el panorama no está exento de desafíos. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China podrían derivar en nuevos aranceles que afecten los productos de consumo de Samsung. A esto se suma la incertidumbre sobre las restricciones en la exportación de tierras raras por parte de China, elementos esenciales en la fabricación de chips avanzados.
Además, aunque la demanda de memorias convencionales sigue en aumento, los analistas advierten que esta situación de escasez no será eterna. Se espera que el desequilibrio entre oferta y demanda continúe al menos hasta 2026, pero una sobreproducción repentina o una caída en el crecimiento de los servicios de IA podrían alterar el panorama.
En cuanto a los chips avanzados, Samsung está apostando fuerte por la próxima generación, HBM4, para recuperar terreno frente a SK Hynix. Según Morgan Stanley, el desarrollo va bien encaminado y las primeras ventas comerciales se esperan para 2026. En esta carrera tecnológica, el éxito dependerá tanto de la innovación como de la capacidad de establecer alianzas con gigantes tecnológicos estadounidenses.
Samsung ante un punto de inflexión estratégico
Samsung sigue siendo el mayor fabricante mundial de chips de memoria, pero su liderazgo está siendo desafiado. La empresa surcoreana ha demostrado en este trimestre que puede adaptarse con agilidad, incluso cuando no lidera las áreas más visibles de la industria, como los chips para IA.
Su capacidad de capitalizar la demanda “invisible” —esa que sostiene el crecimiento sin estar en el centro del escenario— ha sido clave para sorprender al mercado. Pero el verdadero reto estará en cómo se posiciona en los próximos dos años, en un entorno donde la inteligencia artificial no solo dicta la demanda, sino que reconfigura por completo el ecosistema tecnológico.
