La energía nuclear está experimentando una transformación profunda, y China está liderando el camino con un proyecto que promete cambiar la forma en la que entendemos las centrales nucleares. Se trata del Linglong-1, el primer minirreactor nuclear comercial terrestre del mundo, una iniciativa que simboliza tanto el avance tecnológico como la ambición de exportación del gigante asiático.
Este reactor, que está siendo instalado en la isla de Hainan, no solo es el primero de su tipo con tecnología 100 % china, sino que también representa una nueva manera de generar energía: de forma más compacta, segura y eficiente. Y como si fuera un electrodoméstico industrial, se produce en serie y se transporta listo para instalar.
¿Qué es un SMR y por qué importa?
El término SMR responde a las siglas en inglés de Small Modular Reactor (reactor modular pequeño). Estos sistemas tienen una potencia inferior a los 300 megavatios eléctricos y están diseñados para fabricarse en serie, como si fueran piezas de LEGO energéticas.
En lugar de construir una enorme planta nuclear en el lugar donde se usará, los SMR se montan parcialmente en una fábrica, se transportan al destino final y se ensamblan allí. Este enfoque reduce los costos, acelera los tiempos de instalación y simplifica la logística, especialmente en regiones con infraestructura limitada.
Hasta ahora, solo había dos instalaciones SMR en el mundo: el buque nuclear ruso Akademik Lomonosov y la central china HTR-PM. Sin embargo, ambos eran proyectos de prueba o con características limitadas. Linglong-1 da un paso más al convertirse en el primer reactor SMR comercial conectado a la red y fabricado con propiedad intelectual exclusivamente china.
Así funciona el Linglong-1
Este minirreactor forma parte de la familia de reactores de tercera generación. Utiliza agua a presión como sistema de refrigeración y tiene una potencia eléctrica bruta de 125 MW, lo que lo coloca en una posición intermedia entre los proyectos experimentales y las grandes centrales nucleares tradicionales.
El Linglong-1 ha superado ya las pruebas en frío, y se espera que en 2026 esté totalmente operativo. Generará aproximadamente 1.000 GWh anuales, lo que bastaría para suministrar electricidad a un millón de personas, o unas 526.000 viviendas urbanas chinas.
Una de sus grandes ventajas es su contribución medioambiental: si reemplaza una central térmica de carbón, el minirreactor evitaría la emisión de 880.000 toneladas de dióxido de carbono al año. Es una herramienta poderosa para la descarbonización.
Ventajas más allá de su tamaño
Además de su escala más reducida, el Linglong-1 incorpora sistemas de seguridad pasivos, es decir, mecanismos que funcionan sin intervención humana ni necesidad de energía eléctrica externa. Es como tener un coche que frena solo si detecta un obstáculo, solo que aquí el obstáculo es un potencial accidente nuclear.
Este diseño también permite ubicar estos minirreactores en lugares remotos, como islas o complejos industriales, donde sería inviable instalar una central de gran tamaño. Incluso se contempla su uso en plataformas flotantes, plantas de desalinización o operaciones mineras, donde la estabilidad del suministro energético es crítica.
China apuesta fuerte: 100 reactores en 10 años
El Linglong-1 no es una anécdota aislada. Forma parte del ambicioso 14º Plan Quinquenal de China, que busca sustituir muchas de sus centrales de carbón por alternativas más limpias. El objetivo declarado es construir 100 nuevos minirreactores en una década, y exportarlos a países interesados en diversificar sus fuentes de energía sin tener que construir megainfraestructuras nucleares.
El reactor de Hainan se convertirá, además, en una vitrina tecnológica, al estar ubicado en el Puerto de Libre Comercio de la isla. Esto permitirá a potenciales clientes internacionales ver en funcionamiento esta tecnología china y valorar su integración en sus propios países.
Una promesa real, mientras otros fallan
Mientras Estados Unidos ha tenido que abandonar su proyecto piloto de SMR por sobrecostes y retrasos, China parece estar ejecutando su plan con eficiencia industrial. Su enfoque pragmático, centrado en la escalabilidad y la fabricación modular, podría otorgarle una ventaja competitiva decisiva en la carrera por el liderazgo nuclear del siglo XXI.
Por supuesto, este despliegue no está exento de desafíos. La aceptación pública de la energía nuclear sigue siendo baja en muchos países, y las preocupaciones por la seguridad y la gestión de residuos persisten. No obstante, si los SMR como el Linglong-1 logran demostrar que son seguros, viables y económicos, podríamos estar ante una nueva columna vertebral para el suministro energético global.
El Linglong-1 representa una confluencia entre la innovación tecnológica, la necesidad urgente de descarbonizar la economía y la geopolítica energética. China no solo busca abastecer a su población de manera más limpia, sino también posicionarse como el proveedor nuclear por excelencia para países en vías de desarrollo o con limitada capacidad de inversión.
Para quienes siguen con interés la evolución de las energías limpias, este minirreactor no es solo un hito técnico: es una señal clara de por dónde pueden ir los próximos pasos del mix energético global.
