En los últimos meses, OpenAI ha estado en el centro de múltiples controversias. El anuncio de su transición a una empresa con fines de lucro generó dudas, críticas e incluso demandas. Sin embargo, la compañía ha querido dejar claro que su misión original aún tiene un lugar: el brazo sin fines de lucro de OpenAI «no se va a ninguna parte», como ellos mismos afirmaron recientemente.
Para demostrarlo, OpenAI ha presentado una nueva comisión asesora formada por figuras destacadas del activismo, la filantropía, la educación y el sector público. Pero ¿qué implica esto en la práctica? ¿Qué papel jugarán estos asesores? ¿Y por qué es tan importante en este momento?
Una mirada al pasado: el origen idealista de OpenAI
Para entender este nuevo paso, primero hay que recordar cómo nació OpenAI. Cuando se fundó en 2015, su propósito era claro: desarrollar inteligencia artificial beneficiosa para toda la humanidad, sin estar condicionada por intereses comerciales. Esa idea noble la llevó a constituirse como una organización sin fines de lucro.
Sin embargo, con el tiempo, el desarrollo de IA se volvió tan complejo y costoso que mantener ese modelo se hizo insostenible. Así fue como surgió OpenAI LP, la entidad con fines de lucro “limitados” (un híbrido jurídico poco común), que permitió atraer inversión mientras supuestamente mantenía la misión original.
Este giro no fue bien recibido por todos. Algunos exempleados presentaron un escrito legal en apoyo a la demanda de Elon Musk contra OpenAI, acusándola de alejarse de su misión fundacional. Además, varios líderes de organizaciones sin ánimo de lucro, sindicatos y fundaciones pidieron al fiscal general de California que investigara esta transformación.
Frente a esta presión, OpenAI busca demostrar que su compromiso social sigue vivo. ¿Y cómo lo hace? Creando una comisión asesora con figuras de peso y trayectoria en causas sociales.
¿Quiénes son los nuevos asesores del comité de OpenAI?
La nueva comisión de OpenAI está integrada por cuatro personas:
Dolores Huerta: leyenda del activismo laboral, cofundadora del sindicato de trabajadores agrícolas en EE.UU. junto a César Chávez. Su presencia simboliza una conexión directa con la justicia social y los derechos laborales.
Mónica Lozano: expresidenta de College Futures Foundation y miembro del consejo directivo de Apple. Aporta una mirada estratégica sobre educación y equidad.
Dr. Robert K. Ross: exdirector de The California Endowment, una organización centrada en salud y bienestar. Su experiencia conecta con uno de los campos donde la IA puede tener un enorme impacto: la salud pública.
Jack Oliver: descrito por OpenAI como un líder en gobierno, tecnología y negocios, aporta una perspectiva integral sobre políticas públicas y colaboración multisectorial.
Estos asesores no tomarán decisiones ejecutivas dentro de OpenAI, pero sí tienen una función clave: orientar las acciones filantrópicas y sociales del brazo sin fines de lucro de la compañía.
¿Qué busca realmente OpenAI con esta comisión?
Según la propia empresa, esta comisión tiene como misión convertirse en un “multiplicador de fuerza para comunidades y organizaciones con propósito”. Es decir, quiere usar la tecnología y los recursos de OpenAI para fortalecer iniciativas en áreas como:
Salud: desde mejorar diagnósticos hasta crear herramientas de prevención.
Educación: democratizar el acceso a conocimientos mediante IA adaptativa.
Servicio público: automatizar procesos gubernamentales para mejorar la atención ciudadana.
Ciencia: acelerar descubrimientos y resolver problemas complejos con la ayuda de modelos avanzados.
Dicho de otro modo, el objetivo es que el trabajo de OpenAI no solo beneficie a las grandes empresas o los sectores con poder adquisitivo, sino que también llegue a quienes más lo necesitan. Y aquí es donde la experiencia de los asesores puede marcar la diferencia: ellos conocen los desafíos reales de las comunidades y pueden orientar el uso de la tecnología hacia esos problemas urgentes.
La doble cara de la moneda: ¿compromiso real o lavado de imagen?
Ahora bien, es válido preguntarse: ¿es esta comisión un verdadero esfuerzo por mantener el espíritu fundacional de OpenAI? ¿O se trata solo de una estrategia para limpiar su imagen ante el escrutinio público?
La respuesta, por ahora, es ambigua. Por un lado, crear espacios de asesoría con voces externas, diversas y con experiencia en causas sociales es un paso positivo. No todas las empresas tecnológicas se abren a recibir orientación de fuera de su círculo técnico y empresarial.
Por otro lado, los críticos sostienen que mientras OpenAI siga priorizando su modelo con fines de lucro, los esfuerzos del comité sin fines de lucro podrían quedar en segundo plano. Es como tener una planta hermosa en el balcón… pero no regarla todos los días: la intención es buena, pero no basta.
Lo cierto es que la efectividad de este comité se medirá en acciones concretas. ¿Lanzarán iniciativas con impacto real en comunidades marginadas? ¿Financiarán proyectos de investigación abiertos? ¿Colaborarán con ONGs o universidades sin exigir beneficios comerciales a cambio?
¿Qué podemos esperar a futuro?
La inteligencia artificial está transformando todo: desde cómo aprendemos hasta cómo trabajamos y nos relacionamos. Y es crucial que estas herramientas no queden en manos exclusivas de quienes pueden pagar por ellas.
Por eso, que OpenAI mantenga vivo su lado sin fines de lucro puede ser una gran noticia… si se toma en serio. Esto implica dar presupuesto, visibilidad y poder a esa parte de su organización, y no dejarla como un simple “adorno” ético.
El nuevo comité asesor tiene potencial. Con figuras como Dolores Huerta o el Dr. Ross, hay esperanza de que los temas sociales, educativos y de salud realmente sean prioridad. Pero la clave estará en los resultados.
Como usuarios, desarrolladores o simplemente ciudadanos, podemos hacer seguimiento, preguntar, exigir transparencia y, sobre todo, interesarnos por cómo se usa esta tecnología que cada vez tiene más influencia en nuestras vidas.
Después de todo, una inteligencia verdaderamente “artificial” no es la que piensa sola, sino la que olvida que fue creada para servir a los humanos.