En junio de 2019, el panorama competitivo de la inteligencia artificial (IA) aún estaba naciendo. Ahora se ha publicado un email de Microsoft de aquella época, del director tecnológico Kevin Scott, que reveló la preocupación de Microsoft por el avance de Google en IA, marcando un punto de inflexión en la estrategia de inversión de la empresa.
El correo de Scott detallaba cómo Google, lejos de limitarse a experimentos insignificantes, había estado desarrollando una infraestructura crítica en IA que ya estaba dando frutos, especialmente en herramientas como el autocompletado de Gmail. La percepción de que Google podía adelantarse significativamente en IA fue el catalizador que llevó a Microsoft a considerar seriamente una inversión en OpenAI, una organización entonces emergente en el campo de la inteligencia artificial.
La reacción de Microsoft no se hizo esperar. Satya Nadella, el CEO de la compañía, tras recibir el correo, lo redirigió de inmediato a Amy Hood, la directora financiera, marcando el inicio de una nueva fase en la estrategia corporativa de Microsoft. Pocas semanas después, la empresa anunciaba una inversión de mil millones de dólares en OpenAI, la cual más tarde se expandiría a través de acuerdos de colaboración más amplios.
Oficialmente, Microsoft describió su colaboración con OpenAI como un esfuerzo para «acelerar los avances en IA y asegurar que estos beneficios se compartan ampliamente con el mundo». Sin embargo, documentos y testimonios sugieren que esta inversión también buscaba posicionar a Microsoft de manera más competitiva frente a Google, especialmente en el ámbito de las búsquedas, donde Google ha mantenido un dominio prolongado.
La relación entre Microsoft y OpenAI también ha captado la atención regulatoria. La Unión Europea inició una investigación para determinar si las inversiones de Microsoft en OpenAI constituían una forma de control indirecto sobre la empresa de IA. Aunque la investigación concluyó sin acciones significativas, el escrutinio regulatorio refleja la importancia estratégica de estas alianzas.
El correo electrónico de Scott cobró relevancia nuevamente durante el juicio antimonopolio contra Google, donde se argumentó que la dominancia de Google en las búsquedas había obstaculizado la innovación en IA de otros competidores, incluido OpenAI. Las declaraciones en el juicio resaltaron la tensión entre las grandes tecnológicas por dominar o al menos competir eficazmente en el mercado de las búsquedas, considerado uno de los más críticos y menos accesibles en tecnología.
Hablan del email en arstechnica.com, donde también muestran el enlace a dicho email.