Google Green Light, para gestionar el tráfico urbano usando Inteligencia Artificial

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Imaginemos un escenario donde los semáforos no son un obstáculo, sino un facilitador del flujo vehicular. Esa es la visión detrás del proyecto Green Light de Google, que busca utilizar la tecnología para hacer nuestras ciudades más eficientes y sostenibles.

El proyecto se apoya en dos pilares fundamentales: Google Maps y la inteligencia artificial. Google Maps proporciona datos en tiempo real sobre patrones de tráfico, mientras que algoritmos de inteligencia artificial procesan esta información para generar recomendaciones de ajustes en los semáforos. A diferencia de los métodos tradicionales que requieren conteo manual o sensores costosos, Green Light ofrece una solución más completa y rápida.

Green Light ya está en funcionamiento en 70 intersecciones de 12 ciudades globales, desde Rio de Janeiro hasta Hamburgo. La meta es expandir el proyecto a más ciudades y aumentar el número de intersecciones analizadas, con planes de hacerlo hasta 2024.

Los datos preliminares son alentadores. Se estima que el proyecto podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 10% en intersecciones y hasta un 30% en paradas. Esto no solo tiene un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también mejora la eficiencia del tráfico, beneficiando a millones de conductores.

El proyecto enfrenta varios retos, como la adaptabilidad a diferentes paisajes urbanos y la aceptación por parte de los ingenieros de tráfico y planificadores urbanos. Sin embargo, su potencial para transformar la gestión del tráfico en ciudades de todo el mundo es innegable.

Más información en sites.research.google/greenlight, donde hay un formulario para que los que gestionan el tema en su ciudad, puedan entrar en contacto.

Siempre me gusta imaginar un futuro no muy lejano donde los semaforos inteligentes y los coches autónomos convergen para crear un ecosistema de tráfico urbano fluido y eficiente. En este escenario, los semáforos, alimentados por algoritmos de inteligencia artificial como los del proyecto Green Light, se comunican en tiempo real con los vehículos autónomos para coordinar el flujo de tráfico.

Los coches autónomos, equipados con sensores y tecnologías de comunicación avanzadas, recibirían instrucciones de los semáforos para ajustar su velocidad o cambiar de carril, optimizando así el flujo vehicular. Este nivel de coordinación podría eliminar prácticamente los atascos, ya que los coches y los semáforos trabajarían en perfecta armonía para evitar cuellos de botella y mantener un flujo constante de tráfico.

Este futuro también tendría un impacto significativo en la sostenibilidad ambiental. Al eliminar la necesidad de detenciones y arranques frecuentes, se reducirían considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la eficiencia mejorada en el tráfico podría llevar a una disminución en el consumo de combustible, contribuyendo aún más a los esfuerzos de sostenibilidad.