Los calendarios de la civilización Maya han fascinado a los historiadores y arqueólogos desde su descubrimiento. Uno de los ciclos más misteriosos de los calendarios Mayas es el llamado «cuenta de 819 días», cuya relación con otros ciclos del calendario había sido un enigma desde que fue redescubierto en los años 40.
Sin embargo, un estudio reciente realizado por los antropólogos John Linden y Victoria Bricker de la Universidad Tulane ha logrado resolver el misterio de la cuenta de 819 días del calendario Maya. El estudio, publicado en la revista «Ancient Mesoamerica«, revela cómo la cuenta de 819 días se relaciona con los ciclos de los planetas del sistema solar.
Los desafíos del calendario Maya
El calendario Maya es un sistema complejo compuesto por varios ciclos más pequeños. Uno de los ciclos más enigmáticos es la cuenta de 819 días, que se repite cuatro veces en el calendario y se asocia con los colores rojo, blanco, negro y amarillo. Originalmente se pensaba que cada color estaba relacionado con una dirección cardinal, pero posteriormente se descubrió que los colores estaban relacionados con el cenit y el nadir.
Los antropólogos habían intentado relacionar la cuenta de 819 días con los ciclos de los planetas, pero los ciclos de los planetas visibles no parecían encajar bien con los ciclos de la cuenta de 819 días.
La solución al misterio del número 819
Linden y Bricker ampliaron su enfoque para estudiar cómo funcionaba el calendario en un período de 45 años. Al relacionar la cuenta de 819 días con los ciclos de los planetas y el período sinódico, lograron descubrir un patrón que permitía que los ciclos de todos los planetas encajaran con los ciclos de la cuenta de 819 días.
Los ciclos sinódicos son el período de tiempo que un planeta tarda en aparecer en el mismo punto en el cielo nocturno. Los ciclos sinódicos de los planetas visibles, como Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, eran conocidos por los astrónomos Mayas. Pero al intentar relacionarlos con los ciclos de la cuenta de 819 días, solo Mercurio parecía encajar con los ciclos de la cuenta de 819 días.
Sin embargo, al ampliar el calendario a 20 ciclos de 819 días, se descubrió que cada uno de los planetas visibles tenía un período sinódico que encajaba exactamente con un número de ciclos de la cuenta de 819 días.
- Mercurio: Tiene un período sinódico de 117 días, lo que encaja exactamente siete veces en un ciclo de 819 días. 117*7=819
- Venus: Tiene un período sinódico de 585 días, y 585*7 =819*5
- Marte: Tiene un período sinódico de 780 días, y 780*20=819*19
- Júpiter: Tiene un período sinódico de 399 días, y 399*39=819*19
- Saturno: Tiene un período sinódico de 378 días, y 378*13=819*6
Además, la cuenta de 819 días y el calendario Tzolk’in están relacionados a través de un múltiplo común de 16,380 días. Esta relación permite que la cuenta de 819 días y el calendario Tzolk’in se sincronicen cada vez que se completa un ciclo de 20 períodos de 819 días.
El legado del calendario Maya
El calendario Maya es un testimonio del conocimiento avanzado de astronomía y matemáticas de la civilización Maya. Aunque el calendario puede parecer complejo y misterioso, los astrónomos Mayas lo utilizaron para hacer predicciones precisas sobre los ciclos de los planetas, el clima y los fenómenos celestes.
El estudio de Linden y Bricker ofrece una nueva perspectiva sobre la cuenta de 819 días y su relación con los ciclos de los planetas. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que el calendario Maya es un sistema complejo y que aún queda mucho por descubrir y analizar.
La resolución del enigma de la cuenta de 819 días es un ejemplo de cómo la investigación interdisciplinaria y la ampliación de perspectivas pueden llevar a nuevas conclusiones y descubrimientos. La colaboración entre antropólogos, historiadores, matemáticos y astrónomos ha permitido que se resuelva un enigma que había desconcertado a los investigadores durante décadas.
La investigación demuestra el conocimiento avanzado de astronomía y matemáticas de los astrónomos Mayas y ofrece nuevas perspectivas sobre su comprensión del cosmos y su capacidad para hacer predicciones precisas. A medida que se continúa investigando y descubriendo más sobre el calendario Maya, es probable que surjan nuevos descubrimientos y avances que amplíen nuestra comprensión de esta civilización antigua y su legado duradero.