Cómo la IA está haciendo que pensemos más rápido, pero no con más inteligencia

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I Human

En la actualidad, estamos expuestos a una gran cantidad de información que nos llega a través de internet y que nos obliga a estar siempre al día. Las redes sociales, los algoritmos y la inteligencia artificial (IA) nos han enseñado a tomar decisiones de manera rápida y a confiar en nuestros instintos y corazonadas en lugar de pensar detenidamente antes de actuar. Si bien esto puede ser útil en ciertas situaciones, también puede llevar a tomar decisiones impulsivas y a cometer errores.

En su último libro, I, HUMAN: AI, Automation, and the Quest to Reclaim What Makes Us Unique, el profesor de psicología empresarial y Director de Innovación en ManpowerGroup, Tomas Chamorro-Premuzic, explora cómo los sistemas de IA han cambiado la forma en que tomamos decisiones y formamos opiniones. En el siguiente artículo, se analizarán los principales puntos del libro.

La mente en rápida velocidad

La IA y su exigencia de que nuestras mentes estén siempre alertas y reaccionen rápidamente, nos ha llevado a optimizar la velocidad en lugar de la precisión. Esta manera de pensar está basada en el denominado modo Sistema 1, el cual se caracteriza por tomar decisiones impulsivas, intuitivas, automáticas e inconscientes. Sin embargo, esto puede generar problemas si se convierte en nuestro modo principal de toma de decisiones.

La rapidez mental no siempre es la mejor opción y puede llevar a cometer errores y a dificultar la detección de los mismos. Las decisiones rápidas, en muchas ocasiones, surgen de la ignorancia. La intuición es una herramienta valiosa, pero debe ser ganada con esfuerzo. Los expertos, por ejemplo, pueden pensar rápidamente porque han invertido miles de horas en aprendizaje y práctica, de modo que su intuición está basada en datos. La mayoría de las personas no son expertas, pero a menudo se comportan como si lo fueran. Gracias a la IA, nuestros mensajes llegan a una audiencia más propensa a creerlos, lo que refuerza nuestras ilusiones de conocimiento. Tenemos una tendencia a considerar a las personas más abiertas, racionales y sensatas cuando piensan de manera similar a nosotros. Nuestra impulsividad digital y nuestra impaciencia en general dificultan nuestro crecimiento intelectual, desarrollo de expertos y adquisición de conocimientos.

Consumo de información

En la actualidad, consumimos información de manera superficial, sin analizarla, inspeccionarla o evaluarla. Un estudio académico estimó que el 10% de los rumores digitales más difundidos (muchos de ellos noticias falsas) representan hasta el 36% de los retuits, lo cual se explica por la denominada cámara de eco. En este proceso, los retuits se basan en titulares que coinciden con las creencias, opiniones e ideología del usuario, hasta el punto de que cualquier discrepancia entre esas creencias y el contenido real del artículo puede pasar desapercibida. La paciencia implica tomarse el tiempo para determinar si algo es verdadero o falso, o si existen razones serias para creer en una determinada opinión, especialmente cuando estamos de acuerdo con ella.

La capacidad de adquirir conocimientos a largo plazo y recordar de dónde provienen nuestros datos e información también se ve afectada por la búsqueda instantánea de información en línea. Si bien la tecnología nos brinda una gran cantidad de información en un instante, también puede dificultar la adquisición de conocimientos a largo plazo.

Adaptación del cerebro

El cerebro es un órgano altamente maleable, capaz de adaptarse a los objetos y herramientas que utilizamos. Algunas de estas adaptaciones pueden parecer patológicas en ciertos contextos o culturas, pero son herramientas de supervivencia en otros. La impaciencia y la impulsividad son ejemplos de estas adaptaciones, que pueden ser reforzadas por la IA y recompensadas en lugar de la paciencia y la reflexión.

Aunque tenemos el poder de moldear nuestros hábitos y patrones de comportamiento para adaptarnos a nuestro entorno, si la velocidad en lugar de la paciencia es recompensada, nuestra impulsividad será más recompensada que nuestra paciencia. Si una adaptación es excesivamente recompensada, se convierte en una fortaleza sobreutilizada, lo que nos hace más rígidos, menos flexibles y esclavos de nuestros propios hábitos, y menos capaces de mostrar el tipo de comportamiento opuesto.

Equilibrio entre paciencia y urgencia

Si bien la paciencia no siempre es una virtud, es importante mantener un equilibrio entre la paciencia y la urgencia para asegurarnos de que sigamos siendo adaptables y capaces de tomar decisiones informadas. El equilibrio adecuado de paciencia es aquel que se alinea con las demandas ambientales y se adapta mejor a los problemas que necesitamos resolver. La paciencia no siempre es una virtud. Si esperamos más de lo que deberíamos, estamos perdiendo el tiempo. La estrategia adecuada de urgencia, que es lo opuesto a la paciencia, puede ser muy ventajosa.

Lo dicho, está claro que la IA y la tecnología están cambiando nuestra forma de pensar y actuar, y aunque es importante ser rápidos y adaptarnos a las demandas ambientales, pero es importante mantener un equilibrio entre la paciencia y la urgencia para asegurarnos de que tomamos decisiones informadas y pensadas. Debemos ser críticos con la información que consumimos y tomarnos el tiempo necesario para analizarla y evaluarla correctamente. Al hacerlo, podremos desarrollar nuestro conocimiento y mantener nuestra capacidad de reflexionar y pensar detenidamente en situaciones importantes.

Enlaces: engadget y libro de Thomas Chamorro-Premuzic