Cables submarinos para la detección de tsunamis

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Muchos terremotos provocan tsunamis que acaban con vidas, por lo que la tecnología que nos permite identificar que se acerca uno, es una prioridad para muchos países.

Hace poco hablamos de tecnología aplicada a los terremotos, y hoy le toca el turno a la aplicada a la detección de Tsunamis.

Hay actualmente 65 boyas activas de aguas profundas en el mundo, boyas que detectan olas, pero están muy distribuidas, por lo que no son de utilidad para muchas comunidades que sufren con este fenómeno natural.

Ahora se quiere solucionar el problema gracias a la Fuerza de Tarea Conjunta para Cables Submarinos de Monitoreo Científico y Telecomunicaciones Confiables (SMART), una iniciativa de las Naciones Unidas que instalará sensores en varios cables de telecomunicaciones submarinos comerciales, sensores de presión, aceleración y temperatura que ayudarán a identificar posibles tsunamis.

El objetivo es poner los sensores junto a los repetidores de señal de los cables de fibra óptica, repetidores que hay cada 50 km, aproximadamente. Una vez instalados, podremos recopilar información sobre el lecho marino y transmitir datos sobre posibles tsunamis.

Ha costado mucho tiempo, muchos años, convencer a la industria de telecomunicaciones submarinas para que integre sensores científicos con este objetivo, pero parece que el pistoletazo de salida ya se ha dado.

Al añadir sensores externos en los repetidores, el diseño del sistema cambia, por eso no es una inversión pequeña. Para demostrar que sí es viable, una startup, llamada Subsea Data Systems, con fondos de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, construyó un repetidor prototipo que demostró que se podía hacer.

El siguiente paso es poner tres repetidores de prueba frente a la costa de Sicilia. Alcatel anunció que tendrá esta tecnología lista en 2025, y en Portugal lo harán con un cable que conecte las islas de Madeira y las Azores.

Hay propuestas para poner un cable entre Vanuatu y Nueva Caledonia, y otros en Nueva Zelanda, el Mediterráneo, Escandinavia e incluso la Antártida.

Cables con sensores que salvan vidas, una idea que pone la piel de gallina.

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