Un estudio elaborado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), destaca la importancia de la ciberseguridad sostenible en el contexto del creciente uso de dispositivos IoT.
La masificación de los dispositivos que comparten datos a través de la red es considerado un factor que incrementa las potencialidad de amenazas a las que se enfrentan los usuarios. Considerando aquello, se prevé que los daños causados por ciberataques alcancen los 10.5 mil millones de dólares anuales en 2025, una cifra que triplica lo presupuestado para 10 años antes.
Proyecto centrado en la sostenibilidad de Internet prevé un incremento en el gasto asociado a la ciberseguridad para los próximos años
Frente a este panorama, la UOC, junto con la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, colaboran en el proyecto SECURING, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, que busca contribuir a un desarrollo sostenible de Internet a través de la implantación de medidas de ciberseguridad y privacidad eficientes.
Los expertos involucrados en esta iniciativa destacan que la sostenibilidad no solo se aplica a la economía y el medioambiente, sino que debe ser un factor integral en todos los ámbitos y sectores. En 2020 había más de 9.7 mil millones de dispositivos IoT en el mundo, y se estima que este número puede triplicarse en 2030. Por lo tanto, es fundamental que la producción, el mantenimiento y la protección de estos dispositivos y sus actividades se realice de forma sostenible.
La ciberseguridad sostenible implica garantizar la seguridad y privacidad de los dispositivos y sistemas, mientras se reducen los impactos ambientales y se maximiza la eficiencia energética. Según el catedrático David Megías, director del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC y coordinador de SECURING, no promover la ciberseguridad sostenible puede tener consecuencias negativas para los usuarios. «Podemos especular con algunas consecuencias potenciales de no promover la ciberseguridad sostenible, como las interrupciones del servicio a causa de ciberataques; la pérdida de privacidad, de información y de confianza por parte de los usuarios, o el aumento de problemas de congestión que pueden reducir la velocidad y la eficiencia de la red», comentó Megías.
Bajo una mirada integral, la sostenibilidad en esta área puede traer consigo beneficios más amplios. «Además, al utilizar materiales y procesos de producción más eficientes y crear dispositivos con mayor durabilidad y reparabilidad, se puede reducir el impacto ambiental de las tecnologías. En resumen, al considerar la ciberseguridad sostenible en el diseño de las TIC y el IoT, se pueden crear soluciones más seguras, sostenibles y eficientes que beneficien tanto a los usuarios como al medioambiente», indicó también el catedrático de la UOC.
El proyecto SECURING tiene como meta presentar innovadoras tecnologías en materia de seguridad y privacidad. Los investigadores ligados a la iniciativa están trabajando para ofrecer infraestructuras enfocadas en técnicas de detección y prevención de intrusiones, crear nuevos protocolos de privacidad sostenibles y promover un enfoque comunitario para la comunicación de crowdsensing.
La metodología del proyecto implica el desarrollo y prueba formal de soluciones de software o hardware. Se combinarán tecnologías como el aprendizaje automático, blockchain y marcas de agua digitales, y se incluirán medidas de garantía de privacidad para proteger los datos personales de los usuarios.
SECURING tiene un enfoque multidisciplinario, que combina las TIC con el derecho. «Uno de los miembros del equipo de investigación está especializado en derecho y se utilizarán métodos particulares de investigación en este ámbito para la aplicación de normas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) a las soluciones tecnológicas que se desarrollen», explicó Megías.
«El ciberriesgo es un fenómeno complejo que involucra múltiples aspectos técnicos, legales, económicos y sociales. Un enfoque interdisciplinario permite abordar estos aspectos de forma integral, lo que facilita obtener una comprensión más profunda del problema y desarrollar soluciones más efectivas que no podrán ser únicamente tecnológicas, sino que requerirán un importante elemento social», agregó el especialista.