Un estudio reciente realizado por investigadores de las universidades de California San Diego y Pittsburgh en los Estados Unidos ha descubierto evidencias preocupantes de los daños que la luz ultravioleta (UV) emitida por las lámparas de secado de esmalte de uñas en los salones de belleza puede causar en nuestras manos.
Aunque las lámparas LED utilizadas en estos salones son menos intensas y tienen un espectro UV diferente al de las camas de bronceado, las pocas radiaciones que emiten pueden penetrar fácilmente en la piel con resultados desconocidos.
Según el estudio, la exposición a UV de las lámparas de uñas puede dañar el ADN de las células humanas y de los ratones de manera similar. La exposición a UV durante solo 20 minutos diarios durante tres días consecutivos mató hasta el 70% de las células expuestas. Aunque estos resultados no proporcionan evidencia directa de un mayor riesgo de cáncer, indican que podría haber un alto nivel de riesgo.
Los investigadores están pidiendo estudios epidemiológicos a largo plazo para evaluar si los mecanismos descubiertos en el estudio se traducen en un daño real.
Cómo funcionan las lámparas de secado de uñas
Las lámparas de secado de esmalte de uñas utilizan luz ultravioleta (UV) para curar y secar rápida y limpiamente algunos tipos de esmaltes.
La bombilla de una lámpara LED de secado de esmalte de uñas es menos intensa y tiene un espectro UV diferente al de una cama de bronceado, pero aún emiten algunas radiaciones que pueden penetrar fácilmente en la piel. El esmalte se coloca en las uñas y luego se colocan las uñas bajo la lámpara para curar y secar el esmalte en un proceso que suele tomar solo unos minutos.
En general son lámparas LED con una potencia promedio de 9W a 36W. Es importante tener en cuenta que no solo la potencia de la lámpara es importante, sino también la distancia de la lámpara a la piel, el tiempo de exposición y la frecuencia de uso.