Aunque esperemos que la Inteligencia Artificial nunca llegue al punto de Matrix, película donde las máquinas usan a los humanos como baterías, ya se están dando los primeros pasos.
Se acaba de publicar un artículo donde dan detalles de cómo una Inteligencia Artificial está ayudando a crear mejores electrolitos para las baterías, el componente que transfiere iones de un lado a otro entre los dos electrodos de la batería.
Una de las responsables del artículo es Shirley Meng, científica en jefe del Centro Colaborativo Argonne para Energy Storage Science (ACCESS), quien comentó que el desarrollo de electrolitos es una clave para conseguir baterías más baratas, más duraderas y más potentes. Para ello es necesario ir probando diferentes sustancias. Por ejemplo, cambiar de un óxido que contiene níquel a un material a base de azufre como componente principal del electrodo positivo de una batería de iones de litio podría generar beneficios significativos en el rendimiento y reducir los costos, pero para ello hay que descubrir cómo reajustar el electrolito.
Necesitan diseñar electrolitos con las propiedades químicas y electroquímicas adecuadas para permitir la formación óptima de interfases en los electrodos positivo y negativo de la batería, y para ello obtienen ayuda de una inteligencia artificial (IA) que busca digitalmente a través de muchos más posibles candidatos, acelerando lo que había sido un proceso lento y laborioso de síntesis de laboratorio.
Gracias a la IA consiguen identificar los mejores descriptores y características que permitirán el diseño personalizado de varios electrolitos para usos específicos. Antes solo conseguían probar varias docenas al año, ahora consiguen varios miles, ya que los electrolitos tienen miles de millones de posibles combinaciones de componentes, y la IA puede hacer de laboratorio automatizado.
[…] las máquinas pueden realizar sin ayuda experimentos cada vez más refinados y calibrados para determinar finalmente qué combinación de componentes formará el electrolito perfecto […] las máquinas pueden trabajar las 24 horas y reducir el potencial de error humano.
Podéis leer más en el artículo «Diseñando mejores electrolitos«, que apareció en Science el 8 de diciembre.