Las interfaces cerebro-computadora forman parte de los intereses que han despertado en los entornos de investigación dedicados a la inteligencia artificial.
Un trabajo conjunto de profesionales de la Universidad de Copenhague y la Universidad de Helsinki, presentaron un mecanismo que demuestra cómo las respuestas cerebrales de una persona pueden ser predecidas por un ordenador.
Contenidos personalizados según tu actividad cerebral
Hasta ahora, la oferta y filtrado del contenido digital de las principales plataformas destinadas a su transmisión, dependen del trabajo de algoritmos. Estos sistemas funcionan en base a una fórmula prediseñada por quienes los desarrollan.
Tratando de llevar esta dinámica a un nivel más avanzado, el citado equipo de investigación presentó su trabajo que combina la neurociencia cognitiva con la informática.
La propuesta se centra en una técnica llamada filtrado colaborativo, que se vale de la detección y estudio de patrones escondidos en nuestro comportamiento, para la predicción de acciones o preferencias.
Estos patrones son alineados por un algoritmo con los registros de otras personas. Bajo esta combinación, los investigadores afirman que se generan las condiciones para anticipar las opciones que más podrían llamar la atención de alguien.
En sus primeros experimentos con este sistema, el equipo afirmó que fueron capaces de predecir la atracción de una persona a una cara aún no vista.
Respecto a los primeros pasos de esta investigación, su autor principal, el Dr. Tuukka Ruotsalo, del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Copenhague, comentó que «al comparar la actividad cerebral de otros, ahora también hemos encontrado que es posible predecir caras que cada participante encontraría atractivas antes de verlas”. La utilidad de esta herramienta puede trascender más allá del rubro publicitario, pues Ruotsalo señaló también que “de esta manera, podemos hacer recomendaciones confiables para los usuarios, al igual que los servicios de transmisión sugieren nuevas películas o series basadas en la historia de los usuarios».
Respecto a las mejoras que implicaría la implementación de un sistema de este tenor, el Dr. Michiel Spapé, coautor de la investigación, señaló que «debido a las normas sociales u otros factores, los usuarios no pueden revelar sus preferencias reales a través de su comportamiento en línea”, haciendo alusión al sesgo bajo el que podría estar compromoetido el comportamiento explícito de una persona. “Las señales cerebrales que investigamos se captaron muy temprano después de verlas, por lo que están más relacionadas con impresiones inmediatas que con un comportamiento cuidadosamente considerado», agregó.
¿Por qué escanear el cerebro?
Es una pregunta común y legítima. Llama la atención que últimamente se vean investigaciones orientadas a este tipo de técnicas.
Como respuesta, el Dr. Ruotsalo comenta que «La actividad eléctrica en nuestro cerebro es una fuente de información alternativa y bastante desaprovechada. A largo plazo, el método probablemente se puede utilizar para proporcionar información mucho más matizada sobre las preferencias de las personas de lo que es posible hoy en día. Esto podría ser para decodificar las razones subyacentes del gusto de una persona por ciertas canciones, que podrían estar relacionadas con las emociones que evocan».
Fuera de la utilidad mercantil que se plantea como la vía más probable de uso, con la publicidad y el contenido multimedia, también podría aprovecharse para otros contextos. Al tratarse de información extraída desde el cerebro, igualmente podría usarse en técnicas de autoconocimiento o algún tipo de terapia. Todo depende del enfoque con el que se aborde esta herramienta.
De todas formas, según lo conjeturado por los investigadores, por lo menos tomaría diez años la consolidación de este desarrollo para utilizarlo en alguna aplicación estable y confiable.