Los NFT, piezas no fungibles, están desencadenando una revolución en el mercado del arte, con una fuerte repercusión entre los coleccionistas.
A través de este mecanismo se han comercializado en el último tiempo diversas obras, variando incluso más allá del arte en su sentido tradicional, con grandes sumas de dinero involucradas.
¿Qué es un NFT?
Un token no fungible es un signo de propiedad sobre un activo, existente en un entorno blockchain, que permite transparentar esta condición de posesión. Así como un ticket de vuelo representa la propiedad que cada pasajero tiene sobre el espacio asignado para viajar en el avión, estos tokens funcionan de manera similar.
La característica clave de estos activos es su fungibilidad, o en otras palabras, su intercambiabilidad, que en estos casos se reduce a cero. Un ejemplo de fungibilidad se presenta con los ingredientes de una receta. La harina, en su sentido más genérico, puede reemplazarse por otra de cualquier procedencia mientras siga siendo harina. Es fácil de intercambiar y reemplazar.
Un token no fungible es algo único, que no se puede intercambiar fácilmente con algo similar. Por lo mismo, a modo de certificación de autenticidad, hay obras de arte que se han comercializado por grandes sumas de dinero a través de blockchain.
¿Para qué sirven los NFT?
Una de las últimas noticias de este mundo que ha llamado fuertemente la atención es la comercialización de un collage de 5 mil fotografías por casi 70 millones de dólares. Aunque también, se han dado casos más curiosos como la venta del gif original de Nyan Cat por 590 mil dólares o el primer tuit de la historia, por dos millones y medio de dólares.
Estos contenidos son altamente falsificables y replicables en la web. En muchos casos, basta con guardar una imagen o tomar una captura de pantalla para tener un duplicado. No obstante, en esta ecuación entra con fuerza el valor de coleccionismo que se le añade a estas obras, al tener un respaldo de autenticidad y un título de propiedad asociado. Con esto, se genera una dinámica muy parecida a las de los museos o galerías de arte, pero bajo una modalidad totalmente digitalizada, que puede impulsar nuevas olas de apoyo o mecenazgo para artistas o creadores de contenido a través de Internet.
Aunque el foco del uso de esta tecnología ha estado en torno a ejemplos como los mencionados, los NFT se pueden utilizar para fines aún más amplios, como el establecimiento de títulos de propiedad sobre inmuebles u otros objetos tangibles.
No obstante, los tokens no fungibles aún responden a un requerimiento de nicho en Internet. El estallido en torno a su uso y cobertura mediática es reciente, pero los primeros experimentos se remontan a un período comprendido entre 2013 y 2014.
El futuro de los NFT
Aunque el panorama es interesante y prometedor, todavía existen algunos problemas en el mercado de los NFT. La principal moneda y red para establecer estos mercados es Ethereum, lo que ha acarreado tarifas de transacción muy altas que, por lo general, se comprenden el pago de comisiones de hasta 50 dólares para hacer efectiva la transferencia de la propiedad del NFT de su creador al comprador.
Otro punto clave a considerar es la huella de carbono que dejan estas transacciones. Ethereum planea cambiar su estructura a principios de 2022, para ser mucho más ecológica.
Así como ya existen plataformas y mercados dedicados a la comercialización de NFT, el futuro promete ser provechoso para esta tecnología, considerando el período de auge que la actualidad representa para la tecnología blockchain en general, ya no sólo por las criptomonedas.