The New York Times publica detalles sobre cómo China censuró noticias sobre el coronavirus

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Si en febrero de 2020 China hubiera dado más detalles sobre el coronavirus, es posible que los otros países se hubieran preparado mejor. Muchos pensaban que era algo local, que no era tan contagioso, que nunca saldría significativamente de China… no había muchos detalles, y ahora se sabe el motivo.

Hace pocos minutos The New York Times publicó un artículo donde muestra con detalle como China censuró medios a principios de año para que no se hablara sobre el tema, y la lista de ejemplos es interminable.

Los censores de China decidieron «suprimir las noticias inconvenientes y recuperar la narrativa», y ordenaron a los sitios web de noticias que no emitieran notificaciones automáticas que avisaran a los lectores sobre la muerte del médico que había advertido sobre un nuevo brote viral extraño. Le dijeron a las plataformas sociales que eliminaran gradualmente su nombre de las páginas de temas de actualidad y pusieron a trabajar a miles de comentaristas en línea para inundar los sitios sociales con temas que distraen (como contenido en tiktok y demás).

En el artículo pueden verse directivas secretas del gobierno y muchos otros documentos que fueron revisados ​​por The New York Times y ProPublica (los dos medios colaboraron en el tema). Revelan con mucho detalle los sistemas que ayudaron a las autoridades chinas a dar forma a la opinión en línea durante la pandemia.

Para gestionar lo que apareció en la Internet china a principios de este año, las autoridades emitieron órdenes estrictas sobre el contenido y el tono de la cobertura de noticias, ordenaron a los trolls pagados que inundaran las redes sociales con palabrerías y desplegaron fuerzas de seguridad para silenciar las voces no autorizadas.

Estados Unidos y otros países han estado acusando durante meses a China de tratar de ocultar el alcance del brote en sus primeras etapas, y parece que fue cierto.

No sabemos si un flujo de información más libre desde China habría evitado que el brote se transformara en lo que se transformó, pero sí se ha demostrado que en China se esforzaron para que el virus pareciera menos peligroso, menos contagioso y mortal.

Los documentos filtrados

Los documentos incluyen más de 3.200 directivas y 1.800 memorandos y otros archivos de las oficinas del regulador de Internet del país, la Administración del Ciberespacio de China. Se pueden encontrar desde archivos internos a códigos de una empresa china, Urun Big Data Services, que fabrica software utilizado por los gobiernos locales para monitorear las discusiones en Internet y administrar el trabajo de miles de comentaristas contratados para manipular la opinión pública.

Dichos documentos fueron compartidos con The Times y ProPublica por un grupo de hackers que se hace llamar C.C.P. Unmasked, refiriéndose al Partido Comunista de China. The Times y ProPublica verificaron de forma independiente la autenticidad de muchos de los documentos, algunos de los cuales habían sido obtenidos por separado por China Digital Times, un sitio web que rastrea los controles chinos de Internet.

Cuando comenzó la censura

En la primera semana de enero una directiva de la agencia ordenó a los sitios web de noticias que usaran solo material publicado por el gobierno y que no relacionaran con caso con el brote mortal de SARS en China y en otros lugares que comenzó en 2002, incluso cuando la Organización Mundial de la Salud estaba notando las similitudes.

A principios de febrero, una reunión de alto nivel dirigida por el Sr. Xi pidió una gestión más estricta de los medios digitales, y las oficinas de la C.A.C. en todo el país entraron en acción. Una directiva dijo que la agencia no solo debe controlar el mensaje dentro de China, sino también buscar «influir activamente en la opinión internacional«.

Los trabajadores de las agencias comenzaron a recibir enlaces a artículos relacionados con virus que debían promover en los agregadores de noticias locales y las redes sociales. Las directivas especificaban qué enlaces deberían aparecer en las pantallas de inicio de los sitios de noticias, cuántas horas deberían permanecer en línea e incluso qué titulares deberían aparecer en negrita.

Los informes en línea deberían resaltar los heroicos esfuerzos de los trabajadores médicos locales enviados a Wuhan, la ciudad china donde se informó por primera vez del virus, así como las contribuciones vitales de los miembros del Partido Comunista, según las órdenes de la agencia.

En la directiva se puede leer frases como:

– Los titulares no deben tener las palabras «incurable» y «fatal» para evitar causar pánico social.
– Al cubrir las restricciones de movimiento y viaje, la palabra «encierro» no debe usarse.
Las noticias “negativas” sobre el virus no deben promocionarse.
– Evite dar la falsa impresión de que nuestra lucha contra la epidemia se basa en donaciones extranjeras.

Cuando un funcionario de prisiones de Zhejiang que mintió sobre sus viajes provocó un brote entre los reclusos, el C.A.C. pidió a las oficinas locales que monitorearan el caso de cerca porque «fácilmente podría atraer la atención del extranjero».

También se les dijo a los medios de comunicación que no reproduzcan los informes sobre donaciones y compras de suministros médicos en el extranjero, ya que podrían causar una reacción violenta en otros países e interrumpir los esfuerzos de adquisición de China, que estaban atrayendo grandes cantidades de equipo de protección personal a medida que el virus se propagaba al exterior.

El tamaño de la máquina de censura

Según el artículo de The New York Times, los investigadores han estimado que cientos de miles de personas en China trabajan a tiempo parcial para publicar comentarios y compartir contenido que refuerza la ideología estatal. Muchos de ellos son empleados de bajo nivel en departamentos gubernamentales y organizaciones del partido. Las universidades han contratado estudiantes y profesores para la tarea.

Los departamentos gubernamentales de China tienen una variedad de software especializado a su disposición para dar forma a lo que el público ve en línea. Un fabricante de dicho software, Urun, ha ganado al menos dos docenas de contratos con agencias locales y empresas estatales desde 2016, según muestran los registros de contratación pública. Según un análisis de código de computadora y documentos de Urun, los productos de la compañía pueden rastrear tendencias en línea, coordinar la actividad de censura y administrar cuentas de redes sociales falsas para publicar comentarios.

¿Todo esto es delito?

Las consecuencias de este artículo aún tendrán que analizarse. China está en su derecho de censurar lo que quiera dentro de su propio país, ya que el tipo de gobierno que tienen lo permite, pero en el momento en el que afecta a la comunidad internacional, las cosas pueden cambiar.

Durante la próxima semana leeremos varias noticias sobre el tema, y podremos conocer más detalles sobre la repercusión de este importante filtrado de documentos.

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