Inversión en I+D en época del COVID, nos lo cuentan desde Ayming

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Es muy posible que esta epidemia esté mostrando a varios gobiernos de todo el mundo la importancia de invertir en I+D, que hagan cambiar las prioridades y permitan acelerar los procesos necesarios para descubrir las curas de enfermedades o desarrollar nuevas vacunas.

¿Será esto verdad o es una falsa ilusión que tenemos?. Hemos entrevistado a Laura Delgado, Socia Directora de Ayming España, quienes han presentado el Barómetro Internacional de la Innovación, para que podamos obtener respuesta a esa y más preguntas:

La crisis en la que vivimos está afectando a prácticamente todos los sectores, y muchos creen que las prioridades de la sociedad cambiarán cuando todo esto termine.  ¿Cree que una de esas prioridades será la inversión en I+D en las empresas? 

Sin duda alguna, la COVID-19 ha tenido un gran impacto en la investigación y el desarrollo este año y, como resultado, es un tema recurrente a lo largo del Barómetro Internacional de la Innovación que, desde Ayming, hemos presentado este mes. La encuesta se realizó en pleno mes de mayo, cuando la mayoría de los países estaban en el pico de la pandemia, lo que significa que los datos proporcionados tienen en cuenta la COVID-19. 

Aunque es probable que el confinamiento global haya presentado problemas para algunos profesionales de la I+D que no han podido acceder a sus lugares de trabajo o laboratorios, este informe revela que algunos aspectos de la I+D no se habían visto afectados. De esta investigación sabemos que los presupuestos de las empresas sí se verán condicionados en los próximos años y que la localización de la actividad de I+D puede replantearse a medida que la se replanteen, a su vez, las cadenas de suministro. Todavía es pronto, sin embargo, para mayores conclusiones a este respecto.


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Ciertamente será interesante ver cómo la COVID-19 impacta en la I+D, pero solo el tiempo nos dirá cómo se desarrolla. Hay motivos para el optimismo; la innovación es vital para sacarnos de la crisis. De inicio, ha obligado a las empresas a innovar rápidamente y a encontrar nuevas formas de operar, principalmente a través de la tecnología, dando a los departamentos de I+D una nueva importancia. Ya podemos ver que los que se adapten rápidamente saldrán triunfantes. Lo que está claro es que existe una clara tendencia, a nivel países OCDE de concienciación hacia la relevancia de la I+D+i y de su impacto en la sociedad que se ha acentuado con la crisis de la pandemia. 

Sin embargo, queda todavía mucho recorrido en la priorización de la Innovación, cuando hablamos de las empresas españolas. 

En los últimos años, la inversión en I+D ha aumentado en España, no obstante, sigue estando muy lejos de la media europea y de lo que nos correspondería por potencial económico. 

Según el Informe Cotec 2020, que elabora anualmente la Fundación COTEC para la Innovación, la inversión en I+D aumentó por cuarto año consecutivo, incrementando también su peso en la estructura productiva hasta el 1,24% del PIB. Sin embargo, esta cifra es muy inferior a la del 1,40 % que se alcanzó en 2010 y que es el valor máximo logrado en lo que va de siglo. Ni el sector público ni el privado han alcanzado los niveles de esfuerzo en I+D que consiguieron en la primera década del siglo. No obstante, es reseñable el ritmo de incremento de la inversión de las empresas iniciado en 2015, porque ha impulsado la recuperación de la actividad de I+D pese a tener uno de los niveles más bajos de apoyo público de los países de nuestro entorno.

Dicho esto, y volviendo a las conclusiones del Barómetro, la mayoría de las preguntas realizadas a los encuestados, no son específicas de la COVID-19 por lo que pueden ser analizadas independientemente de su influencia. 

Por ejemplo, cabe destacar la tecnología como tema recurrente en las respuestas dadas por los encuestados, en todo momento. 

En el segundo Barómetro Internacional de la Innovación anual de Ayming leemos que, efectivamente, los departamentos de I+D están siendo potenciados con nuevos métodos de financiación y el despliegue de tecnología. ¿Cómo se está notando este cambio? ¿Dónde se está produciendo?

Efectivamente, La creciente complejidad del papel de la I+D hace que la tecnología sea cada vez más crucial para que los proyectos sean fructíferos. Afortunadamente, existen nuevas herramientas avanzadas que aportan estas capacidades, pero como muchas empresas no disponen de ellas en sus instalaciones, muchas recurren a recursos privados para alcanzar sus objetivos mediante la subcontratación o la creación de modelos híbridos para fomentar la innovación.

La tecnología es el motor más popular de la innovación y así lo refleja, como bien indicas, la nueva edición del Barómetro Internacional de la Innovación. Hecho que ha sido citado por el 39% de los encuestados, lo que demuestra cómo los avances tecnológicos facilitan los proyectos de I+D, creando una innovación con efecto acumulativo o de bola de nieve.

Aunque la adopción fue inicialmente lenta, los avances en tecnología basados en cloud computing e inteligencia artificial, junto con mecanismos de machine learning y la robótica están dando frutos. Definitivamente se ha notado un cambio en los últimos años,

Existe además, un mayor volumen de solicitudes de financiación para proyectos de este tipo y una clara intención de los distintos gobiernos de financiar la era digital.

La Comisión Europea ha incluido la Digitalización como uno de los ejes clave de su programa “Next Generation EU” y todos los Estados Miembros están construyendo sus Planes incluyéndola como base para la transformación de sus negocios.

La mayoría de las medidas de recuperación propuestas por Bruselas estarán, por tanto, impulsadas por Next Generation EU, el nuevo instrumento temporal de recuperación que presenta una capacidad financiera de 750 000 millones de euros. Next Generation EU descansa en tres pilares:

  • instrumentos para apoyar los esfuerzos de los Estados miembros por recuperarse, reparar los daños y salir reforzados de la crisis
  • medidas para impulsar la inversión privada y apoyar a las empresas en dificultades 
  • refuerzo de los programas clave de la UE para extraer las enseñanzas de la crisis, hacer que el mercado único sea más fuerte y resiliente, y acelerar la doble transición ecológica y digital.

Y dentro, precisamente, del Plan de Recuperación Transformación y resiliencia que el Gobierno de España presentará a la Comisión, encontramos que una de las políticas claves es, precisamente, la modernización y digitalización del ecosistema de nuestras empresas, a lo que se destinarán el 17% de los fondos europeos ante la necesidad urgente de apoyar el tejido empresarial y garantizar nuestra competitividad industrial.

A este respecto, la Agenda España Digital 2025 presentada, a su vez, por Pedro Sánchez el pasado mes de julio, movilizará una inversión pública y privada de 70.000 millones de euros en el periodo 2020-2022 y será el hilo conductor de esta tendencia en España.

¿Es todo esto una buena noticia para los estudiantes de ciencias en España? ¿Cree que tendremos un país donde la ciencia sea una de las prioridades y que conseguiremos parar la “fuga de genios” a otros países?

Sin duda esta situación abre nuevas oportunidades. Evitar la fuga de talento es uno de los grandes retos de nuestra sociedad y el Gobierno ha manifestado en numerosas ocasiones que hace de este reto una prioridad. Ahora bien, las intenciones deben respaldarse con medidas y financiación que las hagan realidad. Desde Ayming trabajamos en la creación de grupos de interés para la capacitación y digitalización de nuestra sociedad. debemos fomentar, además, la creación de empresas y la cultura emprendedora. 

El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, participó, a primeros de octubre en un foro organizado por el Gobierno de Japón, junto a representantes de medio centenar de países de todo el mundo, entre ellos otros 25 ministros, y debatieron sobre el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación para hacer frente a los enormes retos a los que se enfrenta la comunidad internacional.

La jornada puso de manifiesto la importancia de favorecer la colaboración internacional, para aprovechar el capital intelectual de investigadores, instalaciones y equipos, más allá de las fronteras; la cooperación entre todas las áreas del conocimiento ya sea de las ciencias naturales, sociales y humanidades, así como de la ciencia abierta, que fomenta el uso y el intercambio de datos y artículo.

El Barómetro habla de “financiar innovación y hacerla más productiva”. ¿Cómo se podría medir la productividad de la innovación para que la ciencia no entre en conflicto con la contabilidad?

Existen distintos indicadores que permiten medir los resultados de la I+D+i en el mercado. Dos de los más comunes que Ayming utiliza en muchos de sus estudios y Cuadros de Indicadores son la Intensidad y el Impacto de la Innovación. Con ellos se clarifica cuál es el retorno de ventas de productos novedosos y el grado de inversión en proyectos de innovación. Los indicadores, junto con una monitorización del grado de avances de los TRLs, permiten medir los retornos en innovación y realizar un seguimiento evolutivo. Por otro lado, Ayming ha desarrollado un método de valoración de los activos intangibles que permite obtener el valor actual de mercado, pudiendo tener una imagen ajustada de los beneficios de la comercialización de los proyectos de innovación y de cualquier intangible de I+D+i, elementos clave para reflejar la imagen fiel de la compañía en esta materia.

¿Es suficiente con tener un incentivo fiscal? ¿Qué es necesario para que las empresas realmente decidan invertir parte de las ganancias en innovar? 

Desde el punto de vista de la financiación, los incentivos siguen siendo vitales, y las deducciones fiscales de I+D son cada vez más populares. Sin embargo, existen nuevas oportunidades para quienes buscan obtener financiación por medios independientes, y las iniciativas privadas —como el crowdfunding o la deuda en forma de capital social— se están popularizando en gran medida en beneficio de las PYMES que no disponen de los recursos necesarios. No obstante, es probable que el panorama de la financiación pública y privada cambie radicalmente en los próximos años debido al COVID-19. Prevemos que esto se aclarará en 2021, pero creemos que, en general, los gobiernos tratarán de aumentar la financiación de la I+D aún más que antes. Un área en la que pueden dirigir esta financiación es la sostenibilidad. La I+D sostenible será fundamental para encontrar una salida a la crisis climática. Como planeta, necesitamos hacer nuestras economías más sostenibles diseñando nuevos productos y formas de operar. El barómetro ofrece algunos detalles sobre lo que las empresas están haciendo en este momento y cómo se puede escalar la I+D sostenible, siendo un factor clave la necesidad de definición. La I+D es la comercialización de ideas y sigue siendo un campo fascinante. Esperamos que el siguiente informe le resulte perspicaz y que le sirva de guía para que su I+D sea lo más productiva posible.

A respecto de los incentivos fiscales, si bien no son el único mecanismo, es de relevante importancia y común a la mayoría de los países de la OCDE. Una buena planificación de la utilización de los incentivos públicos a la I+D+i junto con la colaboración público-privada y entre actores del ecosistema innovador, es la combinación ganadora para impulsar la I+D y la innovación privadas

¿Hay consciencia en el mundo empresarial de que el planeta está gritando “basta”? ¿Cómo se puede aumentar esa consciencia?

La mayoría de las empresas expresan su apoyo a la sostenibilidad. Sin embargo, cuando se les pregunta cuánto de su presupuesto se asigna a proyectos de innovación sostenible, el 35% de las empresas gastan «entre el 1% y el 10%», y sólo el 7% de las empresas asignan «más del 50%» de su presupuesto a proyectos sostenibles, por lo que parece que son pocas las empresas que lideran la respuesta a esta necesidad global.

El estudio pone de manifiesto un tema recurrente por el que la intervención del gobierno para estimular la I+D sostenible es vista con recelo. Realmente, un gobierno puede articular dos mecanismos principales para dirigir las economías en una dirección sostenible: la regulación y los incentivos.

Por supuesto, las impresiones sobre la intervención gubernamental varían mucho entre los países. Alemania es el único país que pide más regulación en el futuro.

Las empresas de Estados Unidos también son muy positivas en cuanto a los efectos que han tenido, ya que el 50% responde «muy positivamente», mientras que España y Bélgica son menos entusiastas, con un «algo negativo» del 28% y el 24% respectivamente, quizás por percepción de excesiva la regulación actual o bien por diferencias culturales.

Esto nos lleva al otro método clave de intervención del gobierno: los incentivos. 

Aunque se consideran positivos, los planes existentes son uno de los factores menos populares que afectan a la innovación sostenible, ya que el 26% dice valorarlos «ni negativa ni positivamente». Por consiguiente, debería ser una prioridad mejorar los incentivos sostenibles.

Para que esto funcione se necesitaría claridad en las definiciones. Si los países calificasen efectivamente los proyectos de I+D sostenibles como tales y recompensaran a las empresas en consecuencia, mediante deducciones fiscales adicionales, podría ser una medida realmente transformadora. En la actualidad, los esquemas fuera de las subvenciones específicas no se valoran ni se incentivan.

Muchas gracias a Laura Delgado por su tiempo.

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