Tal parece que este ha sido un año productivo para las observaciones solares en la que se destacaron las imágenes tomadas del Sol por el Telescopio Solar Daniel K. Inouye en Hawái (DKIST), catalogadas como las mejores hasta el momento. En ellas pudimos observar una superficie donde las células individuales de plasma mantenían un movimiento arriba y abajo que resultaba hipnótico.
Posteriormente vino la misión del Orbitador Solar liderada por la ESA que nos entregó imágenes de su acercamiento al Sol, las cuales, pese a no ser tan sorprendentes como las obtenidas por El DKIST, representaron toda una hazaña por ser las imágenes mas cercanas tomadas a este astro.
En ellas se pudo apreciar un paisaje de interminable actividad tormentosa proveniente de la corona del Sol (atmosfera) donde se detectaron características de solo 250 a 310 millas de ancho en las que se descubrió la existencia de pequeñas «fogatas», palabra usada para definir a las llamaradas solares que se producen cerca de la superficie.
En referencia a esto, el investigador principal del instrumento de la misión Extreme Ultraviolet Imager (EUI), David Long expresó «No hemos sido capaces de verlas correctamente antes, así que es realmente emocionante».
Una de las inquietudes que siempre han tenido los científicos con respecto al Sol es aquel relacionado con el calentamiento de la corona en el que no comprenden por qué la atmosfera del Sol arde a una temperatura superior al millón de grados centígrados, mientras que en la superficie de este la temperatura es de solo 5500 grados centígrados.
Posibles hipótesis
Es aquí donde las nuevas observaciones han arrojado luz sobre esta interrogante. Los resultados obtenidos sugieren que este fenómeno podría estar siendo ocasionado por la ocurrencia de pequeños eventos, como las fogatas, distribuidos a lo largo de la superficie liberando energía que luego incendia la corona que al final, de manera conjunta, contribuyen a elevar las temperaturas de la atmosfera.
Al respecto Long expresó «Se necesitarán más datos para probar que así es como funciona el calentamiento de la corona, pero es un primer conjunto de observaciones muy prometedor»
Cabe destacar que estos nuevos datos fueron obtenidos del primer paso cercano del Sol de la misión en junio, y se espera que a comienzos de 2022 el Orbitador alcance una proximidad respecto al astro de casi 48 millones de km, siendo esta una distancia mas cercana que la de la órbita de Mercurio.
Junto con el estudio de las propiedades físicas del Sol, existe una razón más practica implícita en el funcionamiento del Orbitador Solar, y es la de comprender el clima espacial, o más bien la corriente de partículas cargadas energizadas por el Sol y expulsadas hacia el espacio exterior.
Y si bien el campo magnético de la Tierra le ofrece protección frente al bombardeo de estas partículas, lo cierto es que el clima espacial extremo puede tener la capacidad de freír cualquier equipo electrónico que se encuentre en órbita, como los satélites destinados al GPS y las comunicaciones, así como también las redes eléctricas en la superficie que sustentan nuestra vida cotidiana.
Es por ello que, para poder anticipar la ocurrencia de este tipo de catástrofes generadas por el clima espacial y fijar protocolos de protección, es necesario obtener más información acerca del modo en que los campos magnéticos del Sol interactúan con sus regiones activas para dar origen a fenómenos como erupciones solares, vientos solares extremos y eyecciones de masa coronal.
Por ahora el Orbitador Solar se encuentra en su fase de crucero donde se está alejando de la Tierra y está ubicándose por detrás del Sol, lo que significa que no podrá llevar a cabo el estudio de la fogata sino hasta la llegada de la fase de ciencia, la cual esta fijada para iniciar en noviembre de 2021.
No obstante, la etapa actual representa un buen momento para las observaciones solares. Esto, debido a que acaba de iniciar el ciclo solar en el cual se espera que la nave obtenga datos de las nuevas erupciones solares que se generen en esta fase.
Esta iniciativa permitirá tener una noción más clara acerca del comportamiento de este fenómeno que conducirá luego a descifrar cómo ocurren, el severo impacto que podría tener en la actividad humana el clima espacial provocado por estas y qué tipo de estrategias deberían ser fijadas para obtener una predicción anticipada.